San Miguel Arcángel pesando las almas en el Juicio Final

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Exorcismos reales llevados a cabo por el P. José Antonio Fortea (2)



(continuación)
28 de junio.


Hoy estaba presente un médico forense de Murcia. Había tres demonios: Perdidicón, Belcebú y Satán. El primer demonio salió al cabo de dos horas. No supe qué era lo que más le atormentaba. Al final salió mientras le decía al oído, en medio de horribles alaridos, que estaba en un lugar de salvación, que Dios era un Dios de salvación, y cosas de ese tenor.






5 de junio


Había dos demonios nuevos. El primero en salir fue Muerte, el último Castigo. Muerte había entrado esa misma mañana, durante la sesión. Lo sabíamos porque al cabo de mucho rato el demonio dijo con voz odiosa, que mientras nosotros rezábamos, Pablo estaba invocando a los demonios para que entraran. Por eso no le dio tiempo a provocar ninguna enfermedad.
Al demonio Castigo le recordaba que Dios es redención, que Cristo era salvación, que él -el demonio- estaba en un lugar de salvación. Al final escribió: 


Dios es redención
[le hice cierta pregunta teológica que me interesaba mucho. Pero su respuesta fue:]
no puedes saberlo todo


[le pregunté qué había que hacer para sacarlo]
fe
lo que haces siempre
fe


no confiar en ellos
engaño
Castigo=desobediencia=engaño
castigo
ten fe


Hacia el final de la sesión, yo ya bastante cansado y con el tiempo de la mañana agotándose, volvía a preguntarle que cosa concreta sería la que que lo expulsara de ese cuerpo.Por varias veces su respuesta fue: fe.
Junto al sagrario trataba yo de hacer los más intensos actos de fe. El demonio estaba a punto de salir, pero no salía. Al final, un profesor de lingüística de la universidad de Valladolid, Francisco Pescador, dijo desde su banco: ¿por qué no rezamos el credo? La sugerencia de aquel profesor que no había abierto la boca en toda la sesión no me pareció mal. Al final del credo, tras una gran agitación, salió.




15 de julio


Tuvo al comienzo de la sesión un par de minutos de trance. Después rápidamente movió la mano como para apartar algo de delante de la cara. Había salido del trance, repentinamente, ante nuestra sorpresa. Pero la consciencia no duró más de un par de segundos, al momento regresó al trance. Mas al poco, tornó a hacer el mismo gesto y esta vez añadió no sé, he visto como mosquitos en esta parte y señaló delante de la cara donde había hecho gesto de apartarse algo. Lo extraño es que ya no volvía a entrar en trance. Yo rezaba y rezaba, pero no había ninguna reacción.
Por más que oramos, la chica siguió consciente durante dos horas, completamente normal. Lo único que sentía era dolor en el estómago. Después de hora y media, ese dolor se trasladó a un punto de la sien que señaló con total precisión. Sólo tras dos horas, entró en trance. Tras quince minutos más dijo que tenía un demonio mudo llamado Jáim, que significa Oscuro, y Belcebú. Jáim cuando más sufría hacía poner a la posesa una cara de inmensa tristeza a la vez que profería unos gemidos parecidos a los de un perro que sollozara. Salió en aquella sesión, pero Belcebú no.




25 de julio


Tenía tres demonios mudos, además de los dos que quedaban de la sesión anterior. Los tres demonios salieron en media hora. Después que esos tres salieron, Belcebú nos dijo que sus nombres eran: Miedo, Odio y Desesperación. Durante el resto de la sesión no sucedió nada especial. Hacia la mitad de la mañana un santo (probablemente San Miguel) le obligó a dirigirse por su propio pie hacia el altar y allí estuvo tres cuartos de hora agarrada a la cruz del altar, llorando y aullando.
Yo no le había ordenado hacer eso, sin duda fue un ángel. De hecho, ella fijó su vista en un punto cercano a la derecha del altar, como si estuviera mirando a alguien con horror.
Cuando en un momento determinado de un exorcismo (normalmente hacia el final de la sesión), un poseso grita y aulla como si estuviera en los peores momentos de las conjuraciones del ritual y el exorcista no hace ni dice nada, es que ha venido un ángel o un santo y ha entablado una lucha invisible con él. En esos momentos el exorcista es mejor que ore en silencio, para sí, sin estorbar a la acción del ángel con el demonio. Pues en esta situación que he descrito, con la posesa agarrada a la cruz y aullando, quise ayudar al ángel y me puse a ordenar al demonio que saliera. Y entonces la posesa movió dulcemente la mano como para decirme que esperara. Fue un movimeinto suave y dulce que contrastaba con todos los movimientos y gestos que obligaba el demonio a hacer a la posesa. Es curioso, pero era la segunda vez que eso sucedía. Hacía varios meses había pasado lo mismo. Y también entonces el ángel hizo que la posesa hiciera un gesto de que esperase.
Después la posesa en ese lugar escribió:


Rezar credo
Esther muy mal necesita exorcismos
[Esther era una amiga de Marta]


Pablo mejor
seguir rezando, importante


tranquilas, queda muy poco, no penséis cuanto
tener fe, que Dios está con vosotras siempre
ni un solo momento estáis solas


España mal


el proceso de concienciación debe continuar con otros casos
hay muchos demonios ocultos,
cuesta mucho saber que están
al más mínimo síntoma hay algo
se pueden esconder incluso "días"
insistir, si no repetir periódicamente hasta
descubrir la manifestación


[yo llevaba varios meses teniendo como primera preocupación cómo poder detectar la presencia de demonios que no se manifestaban cuando oraba por las personas que venían a verme]


tranquilo, debes insistir
no hay fórmula general que funcione siempre
cada demonio es distinto a unos les molesta más una cosa y a otros otra
algunos pueden producir bostezos, salen por ahí, otros no soportan las cruces donde
ellos están


[ya había observado que en algunos que me venían a ver si estaban posesos,
en cuanto me ponía a orar por ciertas personas comenzaban
bostezos muy pronunciados]


pero no es fácil saber dónde están [es decir, en que parte del cuerpo están radicados],
sólo lo dicen cuando están débiles. Y suele ser mucho despues de manifestarse
por primera vez. Si no se manifiestan en la primera sesión es útil repetirla al día
siguiente. Así durante varios días.


Llegarán tiempos difíciles. No os preocupéis. Dejarlo todo en las manos de Dios.
No os preocupéis.
Soy San MIguel.




5 de agosto


Los demonios que estaban dentro de ella tenían estos nombres: Obsesión, Dolor y Josbel. Dentro seguían como en días anteriores Belcebú y Satán.
Rezábamos y rezábamos para que Satán dejara marchar a los demonios inferiores, pero no parecía tener fruto. Cuando de pronto hizo gesto de escribir y escribió:
leer Apocalipsis


Efectivamente la lectura de los versículos relativos a la lucha en el cielo hicieron gritar a Satán de un modo tremendo. Hubo que insistir mucho tiempo en la lectura y relectura de todo ese capítulo, y sobre todo insistía yo en las partes que veía que más le atormentaban. Por ejemplo: y ellos le vencieron en virtud de la Sangre del Cordero y por su Palabra. Leerle lo relativo a la Mujer en el cielo (la Virgen María), el recordarle que él era un dragón y cosas así se veía que tenía un efecto especial. Finalmente, antes de que dejara marchar a esos demonios nos dijo, obligado por la fuerza de la oración, que no habíamos hecho una cosa. La madre y yo fuimos diciendo varias cosas. A todo contestaba que no. Cuando dije: rezar por Pablo, entonces hizo un gesto afirmativo. Al cabo de un rato, tras algunos misterios del rosario, dijo que sí, que los dejaba marchar. En ese momento nos concentramos en hacer salir a los demonios inferiores.
Veinte minutos antes de que salieran Obsesión y Josbel les ordené que me dijeran qué había que hacer para que salieran. El demonio dijo: fe. Yo le ordené que saliera con toda la fe que pude, pero no salía. Después de muchos intentos, le volvía a interrogar y me contestó: fe, sin dudar. No acababa de entender aquello, yo no dudaba, ni poco ni mucho, no dudaba. Pensé que a lo mejor era una cuestión de intensidad, quizás yo no tenía fe suficiente. Tenía fe, pero quizá no lo suficientemente intensa como para lograrlo. Pero no. Se trataba sólo de insistir. Y así, finalmente salió.


Es interesante añadir que entre las cosas que San Miguel había escrito a través de la posesa en esa sesión estaba lo siguiente:


Esther debe venir
padre no ve, rezar por él, está influido.


Esther era una amiga de Marta. También ella estaba poseída y tenía que venir a que se orara por ella. Meses atrás, Marta y su madre primero lo habían sospechado y despúes habían llegado al convencimiento de que el mismo problema afectaba a Esther. Y habían hablado de este tema con ella, pero su padre se oponía a ir a un sacerdote de su diócesis o a venir a mi parroquia.




11 de agosto


Estaba presente en esta sesión don Secundino, párroco en Torrejón de Ardoz y tres personas más. Durante dos horas enteras no entró en trance, ni siquiera sentía nada. Después de tres rosarios enteros, entre otras oraciones, por fin comenzó a retorcerse y a gritar. Nos dijo que había dos demonios más: Odio y Discordia. Ambos salieron a la vez, aquello tenía su lógica pues la discordia es un producto del odio. Los sacó la oración sin necesidad de hacer nada especial. Quedaban Belcebú y Satán. Belcebú nos dijo, obligado por la oración, que para sacarlo había que invocar a San Miguel. Yo lo invoqué con mucha fe. Tenía en la mente una tabla flamenca que lo representaba vestido con un alba y estola blanca. Pero lo que más me impresionaba de esa pintura era la espada. Aquel ángel alto, de facciones delicadas y gesto suave, sostenía en su diestra una pesadísima espada medieval. Una de esas espadas de varios kilos de peso que hay que levantar con las dos manos. Aquel ángel flamenco de bucles rubios sostenía aquel arma sin ningún esfuerzo. Era como si dijera en silencio: soy bondadoso, pero si blando mi arma no habrá que repetir el golpe.
Durante el rato de oración que fue aquella sesión con Marta, me di cuenta de que la espada con la que siempre se representa a San Miguel es el símbolo del don que ha recibido para luchar contra el dragón. Esa espada es el regalo divino, su carisma, con el que puede hacer retroceder a la poderosísima naturaleza angélica (aunque caída) que es el Leviatán.
Durante la oración también me imaginé la Cruz de Cristo en el Gólgota, la auténtica, con todo detalle, y de ese Cuerpo clavado cayendo gotas de sangre. Y que esas gotas redentoras caían sobre la Serpiente que se retorcía apretando la base de la Cruz. En aquella visión imaginada parecía que la Cruz se clavaba en el Dragón. Pero en realidad no se clavaba, era la Serpiente la que se retorcía y, haciéndose una bola, la abrazaba con todas sus fuerzas, odio y dolor. Las gotas de sangre caían, pero no penetraban la piel dura y escamosa del reptil. Aquellas gotas deberían haber producido por su virtud su efecto redentor y sanador, pero en él sólo producian retorcimientos y sufrimeinto. La serpiente debería haber besado esa Cruz que abrazaba, pero un reptil no puede besar. Es imposible. Sólo morder. Satán es ya un ser de sangre fría, en su interior late un corazón frío. Es curioso, él debería huir lo más lejos posible de aquello que más dolor le produce. Pero no es así. Desafortunadamente los demonios por odio a lo sagrado, en esta guerra que ellos han declarado, se ven obligados (por sí mismos) a estar junto a aquello que más aversión les da. Precisamente porque lo odian y lo quieren destruir.
Este tipo de imágenes se las decía en voz alta a Satán. Era como hacer la oración en voz alta. Hacía la oración yo, pero dialogada. No me extraña que me dijera: ¡te odio!
Otra vez le dije: te he perdido el respeto. Y voy a hacer todo lo posible para que todos te pierdan el respeto. Volvió a repetir furioso e impotente: ¡te odioo!


Después San Miguel se encargó, él solo, de expulsar a Belcebú.




18 de agosto


Tenía un demonio más, cuyo nombre era Miedo, era un demonio mudo. Estaba un cura neocatecumenal, párroco de San Fernando de Henares, hombre de fe, muy asentado en la Palabra de Dios. Le permití con sumo gusto que durante un rato hiciera parte de la sesión de oración. Él, como buen neocatecumenal se centró en la Palabra de Dios, y la verdad que con mucho efecto. Recitó un salmo que se trataba acerca de la confianza en el Señor, un salmo que era justo todo lo contrario al miedo, óptimo para la situación. Tres horas y media después salió el demonio.




29 de agosto


Sólo tenía un demonio más, cuyo nombre era Dolor. Era un demonio mudo. También resistió durante más de horas sin dar el más leve signo de posesión. Después de tres rosarios enteros, conjurándole al acabar cada uno, por fin entró en trance. Salió enseguida y sin dar grandes gritos. En esta sesión escribió:


Muy poco, últimos días
tranquilos, no os preocupéis
Satán débil
seguir rezando es muy importante la oración


[Yo le pregunté a Dios, mirando hacia el sagrario, acerca de lo que debía hacer en varios casos de influencia demoníaca por los que estaba rezando. La respuesta fue:]


Insistir
[y ese verbo dentro de un recuadro]


vas a tener más casos
tranquilo


demonios se esconden
atención al más simple gesto
pueden estar sin manifestarse durante mucho tiempo


No hay nada que funciene siempre [para descubrirlos]
algunos no soportan las cruces en las partes donde ellos están.
Pero difícil saber.
Durante mucho tiempo la persona debe rezar.
Tranquilos, soy San Miguel
Rezar por Esther, ciegos
[Los padres de la amiga de Marta seguían ciegos.
Seguían sin querer admitir dónde estaba la
solución para el problema de su hija]


Lo relativo a los demonios ocultos me lo dijo porque seguía siendo mi mayor preocupación saber cómo descubrir ese tipo de casos. Me aterraba la idea de que alguien acudiera a mí y yo le dejara marchar, enfilado ya de por vida hacia el camino de fármacos y psiquiatras. La idea de que alguien confiara en mí, en mi ciencia, y yo le fallara era algo que me resultaba difícil de aceptar. Pero tampoco podía orar por cada uno que me venía a ver durante horas. Aquella situación me incomodaba mucho, pero había que aceptar la realidad. Las cosas eran como Dios las permitía, no como nosotros hubiéramos deseado. Pero lo que Dios permitía era siempre lo mejor. Si era difícil discernir ciertos casos, así debíamos aceptarlo puesto que de Dios dependía la ordenación de las cosas. La demonología era una ciencia, no una pequeña lista de consejos.




31 de agosto


Escribo estas líneas hoy, bastante tarde en la noche. Pero es que me ha llamado por teléfono la madre de Marta. Hemos estado hablando un rato. Una de las cosas que me ha comentado es que antes de conocerme, un día volviendo hacia su casa se encontró con un paso de Semana Santa que representaba a Cristo con la Cruz a cuestas, acabada la procesión de Viernes Santo, iban a devolverlo a la sede donde lo guardaban. Ella se quedó parada en la acera junto a mucha más gente que se había detenído en la calle para ver el traslado. De pronto, al pasar justo delante se detuvo. Y así estuvo un buen rato. Ella con los ojos fijos en el paso, tuvo la intuición interior de pensar que aquello significaba que le esperaba un tiempo de sufrimiento, un tiempo de cruz. Fue como si Dios me dijera que me esperaba un camino muy duro, me dijo. Y así fue.
Otro hecho curioso fue que en una ocasión la madre estaba rezando delante de una imagen de la virgen de Fátima en una iglesia. Había un lampadario eléctrico allí, delante de la virgen. El lampadario tenía sus velas apagadas, salvo una. Una siempre queda encendida, como bien sabemos los curas. Pues bien, de pronto, en medio de aquellas hileras de velas apagadas, una comenzó a brillar. Nadie había allí, nadie había echado dinero. Y, no obstante, la vela se había encendido. Este hecho aislado podía parecer una casualidad sin mayor relevancia. Pero el mismo hecho se repitió en otras cuatro ocasiones más. Y siempre al estar rezando delante de la Virgen. Concretamente, dos veces delante de la Virgen Milagrosa y tres veces delante de la de Fátima. Era como si la Virgen le dijera que escuchaba sus intensas oraciones, que no se preocupara.
Sea dicho de paso, al marcharse de delante de la Virgen Milagrosa veía que la vela se apagaba. Mientras que la vela delante de la Virgen de Fátima seguía encendida. Caundo me contó esto último sin darle más improtancia, vi que aquello podía albergar un significado: el milagro sucede y pasa, el mensaje de Fátima sigue vigente. El milagro grande de la última sesión pasaría, pero el mensaje de Fátima seguiría luciendo.
Vi una conexión entre el mensaje de Fátima y el caso de posesión de Zulema. Era como si la Virgen dijera: en Fátima os mostré el infierno, ahora os muestro al Diablo y sus demonios. La Virgen de Fátima mostraba la condenación, la Virgen de Zulema mostraba a sus moradores infernales.
La madre de Marta era de siempre muy devota de la Virgen de Fátima. En cada exorcismo ponía ella junto a la cabeza de su hija una estampa de María bajo esa advocación. Era siempre la misma estampa, ya vieja, arrugada, mordida por la posesa durante las sesiones. Aquella estampa era un testimonio del paso de los meses, de la oración de un año y medio. También me di cuenta -me di cuenta justo al escribir estas líneas que estás leyendo- que el caso de Marta lo que mostraba era el poder del rosario frente al Príncipe de las Tinieblas. En los últimos cuarenta años se habían elaborado muchas teorías teológicas muy eruditas acerca de los versículos de la Biblia en los que aparece el demonio. Teorías muy eruditas para demostrar que en realidad no había demonio. A pesar de esas teorías, a pesar de esas elucubraciones de despacho, nosotros teníamos sobre esa colchoneta gritando y retorciéndose al demonio de verdad, no a una hipótesis exegética sino a la Serpiente Antigua, al Homicida desde el principio. Y frente a la sencilla verdad de que el Diablo existía, la sencilla verdad del poder del rosario. La más sencilla y humilde de las oraciones frente a la fanfarria aplaudida una y otra vez de tantos teólogos en los que la oscuridad del error había penetrado. No tengo la menor duda de que esos teólogos desmitologizadores no rezarían mucho el rosario. El rosario es un modo demasiado simple de oración para inteligencias tan cultivadas e ilustradas como las de ellos. Por eso el lado oscuro penetró en sus corazones. Y comenzaron a destilar libros de error, donde por el contrario debería haber brillado la luz.
Todavía me acuerdo cuando fui a ver a cierto gran eclesiástico para hablarle de un caso de posesión que entraba en su jurisdicción. La conversación no me la hizo nada agradable. En cierto momento, humildemente le respondía a un comentario suyo con un pasaje del Evangelio: el relativo al poseso de Gerasa y la piara en la que entró el demonio. El prelado se limitó a decirme que leyera el artículo de no se qué prestigioso biblista, un apellido muy raro y extranjero del que no me acuerdo. Me lo dijo en el tono del que desde un trono muy alto te dice: no voy a discutir contigo, lee el artículo y verás que no hubo ni poseso, ni piara, ni domonio. Y por supesto no quiso entrar en hablar del versículo conmigo.
No sé los méritos que tendrá alquel exegeta para negar la posesión del endemoniado de Gerasa, lo que tengo muy claro es que no habrá tenido a muchos posesos delante retorciéndose sobre una colchoneta.


Otra cosa que el caso de Marta debe recordar a todos los exegetas, y fíjense que dito "todos", es la primera verdad a la hora de leer la Biblia: es la Palabra de Dios, y Dios no dice mentiras. Cuando Dios nos dice que algo sucedió, sucedió de verdad. Y sucedió tal como Él lo cuenta. No sólo el demonio no es un símbolo, sino que todos los hechos históricos narrados por la Biblia, sucedieron. Y sucedieron tal como se narran en esa Palabra santa y sagrada. El veneno del demonio ha calado en demasiadas inteligencias de biblistas. Quizá no haya parte de la Teología donde más haya penetrado el error del Príncipe de las Tinieblas. También creo que Dios se servirá algo de este caso del demonio, para mostrar el veneno que él mismo inoculó. Porque si son verdaderos todos los pasajes bíblicos relativos al demonio, con mayor razón lo pueden ser los que nos hablan de milagros y hechos protentosos.




4 de septiembre


Expulsamos a un demonio cuyo nombre era tan complicado de pronunciar que prácticamente era imposible. Le preguntamos que qué significaba ese nombre que sonaba a algo parecido a Jaisander. Dijo que el-que-negó-a-Dios. El espíritu llamado Miedo también vino, la posesa lo señaló en un lugar concreto de la capilla. Antes de cada sesión, yo asperjaba con agua bendita todo el perímetro interior de la capilla subterránea donde rezábamos, y pedía a Dios mientras hacía tal operación que Él alejase a los demonios para que no pudieran ayudar a los que estuvieran dentro de la posesa. Sin embargo, si alguien invocaba a los demonios para que vinieran, entonces podían entrar. Y Satán dijo que Pablo en ese momento le estaba invocando. Al final, asperjiendo con agua bendita en el lugar que me indicó, bendiciendo hacia ese sitio con la cruz y exorcizándole, marchó el demonio llamado Miedo. Así nos lo dijo Satán.
Sin la ayuda de ese demonio, el-que-negó-a-Dios no tardó en salir. Estaba muy debilitado, no en vano llevábamos ya dos horas. Y otra vez volvió a quedar Satán solo.




13 de septiembre


Los demonios manifestaron su presencia con gritos y sollozos desde el princpio. Los nombres de los demonios eran Tristeza, Separación, Perversión y Miedo.




20 de septiembre


Desde el princpio de la sesión se manifestaron los demonios cuyos nombres eran Isomnio y No. El primer demonio le había provocado no poder dormir durante toda aquella semana. El segundo tenía como nombre "No", es decir, el-que-ha-dicho-no-a-Dios. El primer demonio no tardó demasiado en hablar y ceder a nuestro interrogatorio. Dijo su poca resistencia se debía a que era de poco rango. No manifestaba demasiado furor ni contra Dios ni contra nosotros. Le pregunté una cosa y dijo: ¡pero qué tonto eres! ¡Qué tonto! Y lo repitió varias veces como con cansancio de ver lo necio que era yo. Pues mira, le dije, este tonto te va a expulsar con el poder de Dios. Y le expliqué como era un desdoro para él que un tonto le lograra expulsar. Ser expulsado por un sabio o un santo era menos denigrante que ser expulsado por un tonto. El asunto no le hizo gracia. A mí conforme se lo iba explicando sí que me hizo gracia. De hecho en un momento dado mi explicación a aquel ángel rebelde fue tan graciosa, lo reconozco, que no pude aguantarme la risa, ni tampoco la madre de Marta. El demonio también se rió, poco, sin carcajada, de forma muy baja, pero rió.
Aquel demonio no había manifestado furor contra nosotros, ni contra Dios, pronto nos había revelado el nombre del otro demonio, no parecía muy peligroso. Así que le dije: que sepas que de todos los demonios que han pasado por aquí me pareces el más simpático. El demonio no dijo nada, aquella consideración mía era evidente que no le desagradaba.
Aquel demonio al fin y al cabo era un ser libre, con inteligencia y voluntad, con algunos sentimientos, por lo cual tuve la idea de decirle alguna cosa que le animara a querernos y salir pronto. Pero al instante se me encendió una luz interior que me dijo: si él no ama a Dios, que merece ser amado mucho más que tú, mucho menos os va a amar a vosostros.
Así que opté sólo por orar y ordenarle que saliera. Después de tres rosarios, estaba yo orando en lenguas cuando de pronto comprobé con turbación que sólo me salía de la boca un sonido hecho sólo con los labios y no articulado con la garganta, un sonido que sonaba a un breve y repetitivo psi. Hubiera querido orar otra cosa, pero de mi boca sólo salía ese bisbiseo en voz muy baja que decía: psi, psi, psi... Estuve más de diez minutos dicienco eso. Yo pensaba en mi interior: Señor, me siento ridículo ante todos por repetir esto que no parece que pueda significar nada. Pero si tu quieres que diga eso lo diré una y otra vez.
Aunque ese psi, psi, psi a mí no me sonaba a nada que pudiera tener un significado, sin embargo, le producía una verdadera tortura al demonio. Al final salió. Y al siguiente demonio le pregunté cuál había sido la causa de que saliera. Y repitió ese sonido que yo pronunciaba. ¿Pero qué significa?, le dije. Espíritu de Dios, fue su respuesta. Aquel sonido me parecía que difícilmente podía pertenecer a una lengua, así que le ordené que me dijera a qué lengua pertenecía. No dijo nada. Entonces dije a todos que rezáramos un avemaría para que nos dijera a qué idioma pertenecía aquel sonido extraño. El demonio no dijo nada, pero mientras rezábamos muy concentrados el avemaría comprendí que era griego.
El espíritu No era más maligno. Costó muchísimo más sacarlo. Una de las cosas que más le atormentaba era mandarle que abriera los ojos, después ordenarle que mirara al crucifijo que sostenía ante él y cuando lo estaba mirando decirle: mira a Jesús crucificado, Jesús es afirmación. En cuanto le decía que Jesús es la afirmación de Dios, retiraba atormentado la vista y cerraba los ojos en medio de gritos de dolor. No resistía la visión del Crucificado oyendo aquello.
Le ordené: Te ordeno que le mires y recuerdes el momento de la crucifixión. Tu estabas allí. Pero ante mi sorpresa, repuso: Yo no estaba allí. ¿Por qué? No había nacido, respondió. Resultaba que aquel espíritu codenado era humano. Los humanos condenados reciben un nuevo nombre tras la reprobación eterna. Con este espíritu en concreto fue curioso que, al final de la sesión, la posesa movía la cabeza de abajo arriba como asintiendo. San Miguel le obligaba a asentir. Ironía: el demonio No se veía obligado a asentir. San Miguel le obligó finalmente a salir.
Los demonios más fuertes no son expulsados por el poder del exorcista. El exorcista los hace sufrir, los debilita, pero tiene que ser un ángel enviado por Dios el que los expulse. En este caso, como en otros, el mismo demonio fue hasta la cruz del altar y se agarró a ella. Después se arrodilló sin soltar la cruz y allí estuvo más de media hora. Al final salió, aunque estuvo todavía unos minutos cerca de la posesa, a menos de un palmo de ella. Así nos lo indicó a la fuerza Satán. Hubo que seguir rezando diez minutos más para que se marchara definitivamente.
El caso de No -un alma condenada superior en jerarquía a un demonio- demostraba que había hombres réprobos que habían odiado más a Dios que algunos espíritus rebeldes. La frase popular eres más malo que un demonio resultaba ser cierta en algunos casos.




27 de septiembre


Había dos nuevos demonios más: Kadetdsar y Enfermedad. La furia y odio de Kadetdsar al hablar era muy notable. Dijo que su nombre significaba Impuro. La posesa estaba sentada en el banco pues realmente no hacía falta sujetarla, su madre y yo estábamos a ambos lados de ella. El resto de la gente, dos laicos y otro párroco de la diócesis, rezando el rosario estaban en el banco de enfrente. En un momento dado en que le echaba agua bendita se levantó y con ojos de rabia me propinó un fuerte golpe en el costado izquierdo de la cabeza. El golpe resultó lo suficientemente grande como para que dejara el hisopo y me tuviera que sentar en el banco. Después de aquello, Marta se puso más violenta y entre todos los presentes con mucho esfuerzo hubo que colocarla sobre la colchoneta resistiéndose ella con todas sus fuerzas. Al cabo de una hora sintío arcadas y vomitó saliva y baba blanca. Pero todavía no salió. Después escribió con letra grande (cada demonio tenía su propia letra) lo que sigue:


echar a Enfermedad, es mucho más fuerte
echar a Satán
final ya
muy, muy, muy cerca
no perder fe
tratan de desanimar
ser fuertes, todo va a ir mucho mejor
estoy con vosotros
soy San Miguel
Rezar profesores, Pablo manda hechizo
tranquilos, todo irá bien, no enfermedad, Dios no lo va a permitir
Tiene un hechizo muy fuerte
rezar por ella importante
rezar por Pablo ha empeorado en maldad
Dios no va a permitir daño
tranquilos. Dios está con vosotros
fe
Dios no abandona nunca
Dios escucha siempre




Seguimos con nuestras oraciones: invocábamos a San Miguel, rezábamos rosarios, leíamos partes de la Biblia. En un momento de la sesión dijo que allí en la capilla había mil demonios. Podía ser mentira tal afirmación, podía ser cierta. Encualquier caso, allí estaba el jefe de todos ellos. La misma Alexia, una niña santa de la segunda mitad del siglo XX, dijo que en un momento dado vio la habitación de su hospital completamente llena de hombrecillos negros.
La afirmación que acabábamos de escuchar podía ser tanto falsa como verdadera. Por si acaso, asperjé con agua bendita por toda la capilla e hice señales de la cruz en el aire pidiendo a Dios que alejara de allí a todo demonio. Antes de cada sesión lo primero que yo hacía antes de recitar la letanía de los santos era asperger con agua bendita y pedir a Dios que alejara de allí todo demonio. Pero si alguien invocaba a los demonios, tal oración no suponía una barrera infranqueable. Y a veces, como aquella mañana, Pablo a esa misma hora estaba conjurándolos para que entraran en Marta.
¿Por qué esa coincidencia en el día y la hora? Nosotros sacando y él metiendo, nosotros exorcizando para que salieran y él conjurando para que se introdujeran. A eso le he dado muchas vueltas. Le pregunté a Satán si Pablo sabía algo acerca de los exorcismos: pero dijo que no, que no sabía nada. ¿Entonces como era posible tal coincidencia? Después de meditarlo mucho, estimo que la razón se halla en que las personas que están tan compenetradas y poseídas del demonio tienen una especial comunicación con los espíritus del mal. Es decir, que los demonios a Pablo le incitaban, le tentaban a invocarles y él con facilidad accedía a esos impulsos internos que sentía.
Es interesante observar que le dije que abriera los ojos y mirara a la Virgen María. Al decirle aquello me refería a la imagen románica de Nuestra Señora que había en la cripta. Una imagen de una Virgen sonriente con un Niño en sus manos y unas flores en la otra. Pero la posesa abrió los ojos y miró hacia arriba, hacia un punto concreto de la capilla a nuestras espaldas. Miró con terror, y todas las veces que le repetí la orden, no dejó de mirar con terror y temblor hacia ese punto. ¿Por qué? ¿Por qué hacía eso la posesa? Si la Virgen María está en los cielos, porqué miraba hacia ese lugar del techo de la capilla. Después, meditando, recordé el Evangelio cuando dice cuando dos o más se reúnan en mi nombre Yo estaré en medio de ellos. Habíamos rezado tres rosarios, la habíamos llamado con fe muchas veces. Ella estaba allí presente. No con su cuerpo, pero estaba, y el demonio notaba esa presencia de alguna manera. Y la notaba no de un modo etéreo, sino viéndola en un lugar concreto. Aquello supuso una enseñanza para mí que podría recordar toda mi vida, pues significaba que cuando rezamos la Virgen no sólo nos escucha, sino que a veces, incluso, viene y se hace presente aunque no la veamos.


Los dos demonios salieron de Marta. Antes de salir del cuerpo, el mismo Kadetdser rabioso y a la fuerza dijo con voz entrecortada la fórmula que debíamos recitar para que saliera: En el nombre de Jesucristo, ¡Dios está aquí!, salid, salid, ¡Dios está aquí! Aquí no tenéis nada que hacer; salid, salid, en el nombre de Jesucristo. La posesa hablaba con la cara muy congestionada, con ojos literalmetne inyectados en sangre. Después de cuatro horas, los dos demonios salieron.




4 de octubre


Había dentro otro demonio cuyo nombre era Maldad. Durante tres horas y cinco minutos no dio el más mínimo signo de estar ahí. Sólo tras cuatro rosarios puso los ojos en blanco y se manifestó. Nos clavó las uñas, nos escupió. Salió en forma de varios bostezos muy profundos y prolongados.
Sea dicho de paso. Tanto Marta, como su madre, como yo, tuvimos una misma sensación: que el nuevo psiquiatra que ese día vino, tenía un demonio oculto y que además estaba grabando el sonido de aquella sesión. Fue sólo una sensación sin nada externo que corroborara aquello, pero los tres tuvimos la misma impresión.




18 de octubre de 2003


Había dos demonios nuevos: Jasar que significa Muerte y Daheirsea que significa Maldad. Si el primer nombre resultó difícil escribirlo, pues su pronunciación era complicadísima, el nombre del segundo demonio rozaba lo imposible. Al final nos conformamos con que lo escribiera. Estos dos demonios eran mudos. Salieron sin especiales aspavientos al cabo de tres horas y media.


Durante la sesión escribió:


dolor, desesperación, peso, obsesión
Daheiersea que significa Maldad
rezar importante [para] neutralizar hechizos
Pablo-Muerte
muy mal, daño arraigado
rezar por él y por ella
hechizos fuertes
tranquilos, Dios está con vosotros
fe
fe
al rezar se neutralizan los hechizos, pero demonio que los ejecuta no es
fácil echarlo debéis confiar mucho en Dios


La Estrella brillará
fe, Dios está con vosotras
soy San Miguel


Durante los días precedentes a la sesión estuve revisando los papeles escritos hacía meses por Marta durante una crisis de posesión. Y descubrí algo a lo que en su momento no le di interpretación, ni importancia. Tan era así que no le había dado importancia, que ni siquiera lo había consignado en este diario. Se trataba de un dibujo. Era una cruz entre dos estrellas, sin texto. La cruz estaba muy remarcada. A la izquierda de la cruz había una estrella de cinco puntas, a la derecha una estrella redonda con muchos rayos.
La estrella de las cinco puntas que estaba a la izquierda era el típico pentagrama que simbolizaba al Diablo. La estrella de la derecha simbolizaba a María. Me fijé en un trazo descolocado de esa estrella de la derecha, y vi que lo que parecía un error del dibujo no lo era. Pues el trazo descolocado de una de las puntas formaban una M y una A entrelazadas. Es decir, esa estrella simbolizaba a María. Me sorprendió este tipo de sutilidades en un dibujo hecho con los ojos en blanco y cerrados, dibujando sobre el vientre estando ella completamente tumbada sobre la colchoneta del suelo.
El significado del dibujo estaba claro aunque no tuviera palabras. Ellas iban a tener mucha cruz, por eso estaba tan recalcada, entre dos estrellas. Entre el Diablo que había sido el origen de todo esto y la Virgen María, que sería el final de todo este sufrimiento.
Al decirle todo esto por teléfono a la madre, ella me recordó que su hija había escrito más de medio año después de venir por primera vez a Zulema una estrella con un tres. ¿Sería la tercera semana de Navidad? Durante algún tiempo así lo creí, en el primer año de sesiones, después, al pasar la fecha, pensé que no era nada. Pero ahora, en octubre, en el segundo año de sesiones, volví a considerar que quizá esa era la fecha. Fecha que ni Satán conocía. Pues varias veces así me lo había tenido que reconocer furioso.




También me había dicho que temía cada sesión, porque pensaba que cualquier día podía ser el día señalado. Especialmente las palabras haec est dies, éste es el día, le producían un temor extraordinario que era patente, era un pavor que por más que se esforzara no podía contener. El versículo del salmo rezaba de esta manera este es el día que hizo el Señor; sea nuestra alegría y nuestro gozo. Cada vez que meditaba estas palabras no dejaba de alegrarme pensando en el día en que las recitaríamos con un cántico de alabanza por aquella liberación.
El asunto de la estrella me llevó a pensar en la Estrella de los Reyes Magos. Este caso de posesión había comenzado por la magia. La magia se extendía como una plaga por toda la Europa otrora cristiana. La Estrella de Navidad nos recordaba que eran los magos los que debían ir a Jesús, y no los cristianos los que debían ir a los magos. Aquel caso de Marta les era dado a los creyentes (practicantes y no practicantes) como un mensaje de que la magia llevaba a la posesión. Muchos cristianos ignorantes, en este siglo XXI, estaban siguiendo una estrella oscura, una estrella caída, sin saberlo. Dios Padre, una vez más, haría brillar a su estrella para mostrar el camino, que siempre es Cristo.




25 de octubre. 


Al poco de rezar, comenzó a tararear con voz muy baja una canción dulce y melancólica. Yo seguía orando, pero me percaté muy pronto de que aquella canción la conocía. Al cabo de un rato pregunté, ¿eres Desiré? Me contestó que sí asintiendo con la cabeza. Era un espíritu perdido que había sido hecho salir de Marta hacía varios meses. De momento tampoco sabíamos más pues los demonios no le dejaban hablar.
Tras media hora de orar le preguntamos que cuántos demonios había dentro. Enérgicamente con la mano indicó primero que tres, y después que dos. Con alguna pregunta adicional, entendimos que había dentro tres demonios y dos espíritus perdidos. Le preguntamos que qué nombres tenían, la madre inquirió por quién habían entrado. No mucho despúes escribió lo siguiente:


Antonio-ver él
Zaida-Pablo-guapo


Tristeza
Agonía
Satán
Es decir, había dos espíritus perdidos (Desiré y Zaida) y tres demonios (Tristeza, Agonía y Satán). Un espíritu perdido había sido invocado por Antonio (un secuaz de la secta satánica) y el otro por Pablo. Ambos espíritus perdidos habían sido llamados por ellos para que las chicas les vieran como guapos y pudieran obtener sexo de ellas. Siguió escribiendo:


hechizo fuerte
fuera, no entró
protección fuerte
dar gracias a Dios
soy San Miguel
rezar por Pablo


Agonía = carga, no centrarse, pesadez
Tristeza = tristeza, hechizo


[Estaba después el nombre de Pablo con dos flechas indicando que los dos demonios habían entrado por su intervención. Encima del primer signo de = había una flecha que llevaba a la palabra función. Indicando que, por ejemplo, el demonio que llevaba el nombre de Agonía tenía el efecto de producir una sensación de carga sobre el cuerpo y la incapacidad de centrarse.]


Almas perdidas-ella debe rezar por ellas
Satán-débil, cerca fin, tener fe
Unión con Dios
muy importante, ella


Aquello lo decía porque Marta estaba llevando sobre sí una terrible cruz. Todo se prolongaba sin que ella viera el final del túnel.


No hay fórmula para que salgan que funcione siempre, a cada demonio le molesta una cosa. Pero no salen por eso. Les ordena Dios. Es importante
que tengáis fe. Dios está con vosotros siempre.


Después rezamos un rato. Entre los que estábamos ahí manifestamos nuestra perplejidad de que Desiré hubiera entrado de nuevo. ¿No se suponía que había salido y había ido ya hacia la luz? Tras unos minutos, con una letra totalmente diferente a la precedente, escribió Desiré.


No puedo cambiar los hechos de mi vida. No lo entendéis.


Una vez más nos manifestaba que tras el tiempo de prueba ya no era posible merecer. Hasta el día de nuestra muerte podemos cambiar nuestro pasado por la conversión, pero tras ese momento ya no. Con ese "no lo entendéis" nos decía que el mundo de ultratumba era más complejo de lo que podíamos imaginar


Sí, debo decir algo, hacer 3 cruces, cabeza, estómago, espalda.


En cuanto hicimos aquello se produjo una agitación extraordinaria en la posesa. Después todavía escribió unas líneas más en un momento de calma.


No soportan cruces.
Tienen mucho odio. Son [los tres] de la misma clase de demonios


Tras las últimas líneas se produjo una agitación mucho peor. Marta profería una especie de espantosos ladridos. Todos los espíritus y demonios salieron en aquella sesión que apenas si sobrepasó las dos horas.
Durante las sesiones de oración Satán me insultaba. Uno de sus insultos más frecuentes era el de "maldito". Apelativo que lo profería alargando mucho las sílabas, con acerba inquina. Cuando decía esa palabra, también a veces la decía de la madre, giraba la cabeza hacia mí, abría los ojos y me los clavaba. Debo decir que este insulto suponía para mí una profunda fuente de satisfacción. Yo hago en mi vida personal muchas cosas mal. Me siento avergonzado por muchos de mis actos e incluso temo por el día del Juicio, ese día en el que compareceré ante el Trono de Dios a dar cuenta de mis actos. Pero el que el Príncipe de los demonios me dijera con tanta rabia que era un maldito me daba seguridad de que iba por el buen camino a pesar de mis infinitas limitaciones. El que Satán no sólo no sintiera simpatía por mí, sino rabia y odio, era una gran alegría para mí. Lo terrible es que hubiera sentido una cierta simpatía o le hubiera resultado indiferente. Pero mientras el demonio tuviera ese especial odio contra mí, eso significaba que a pesar de mis pecados iba andando por el sendero adecuado.
Además en esta sesión, como en algunas otras, me había calificado de algo que todavía me daba más satisfacción, me había llamado: ¡maldito zorro!. Fantástico, aquello era casi como un reconocimiento del infierno. No me extrañaba, había yo hecho todo lo posible por instrumentalizar al demonio para la gloria de Dios.




8 de noviembre


Esta sesión número 63 apenas si tiene algo que contar: salieron tres almas perdidas y un demonio. Pero ninguna dijo su nombre.




13 de diciembre


Había pasado un mes desde la última sesión porque tuve que ir a México a dar una serie de conferencias. Al regreso me esperaba encontrar a Marta con una multitud de demonios dentro de ella. ¿Cuántos habría en su interior? ¿Veinte? ¿Treinta? Pero no, ante mi sorpresa me encontré que había sólo cinco. Sin duda Dios limitaba el número de demonios que podían entrar en su cuerpo. En esta sesión número 64 estaban los siguientes demonios: Discordia, Balsenbagein, Perversión, Negación y Satán. Como siempre en este libro los cito en el orden de su jerarquía, en este caso de menor a mayor.
Después de varios rosarios y tras invocar un rato a San Miguel, le pregunté a la posesa si estaba presente el arcángel. Me contestó que sí. Yo no me resistí a preguntarle que qué estaba haciendo San Miguel. La posesa escribió:




Dice [San Miguel]: Dios es Bueno, Dios es Santo
más le hubiera valido no negarlo


Esto era la confirmación de algo que yo con mi especulación teológica ya había descubierto hacía tiempo, esto es que cuando un ángel o un santo venía a una sesión de exorcismo, en cierto modo, el santo lo que hacía era exorcizar al demonio diciéndole aquello que más le atormentaba. Pues los demonios al no tener cuerpos no se les puede agarrar para sacarlos, no hay donde agarrar. Y por tanto hay que atormentarlos de un modo espiritual, diciéndoles la verdad. Y concretamente la verdad que más le atormenta a cada uno, hasta que no aguantan más y se marchan. Esencialmente así son las luchas entre ángeles y demonios: a través de especies inteligibles. Son luchas exorcísticas, en cierto modo. Aunque como ya dije anteriormente en otra sesión, sí que hay algo más que esto. Es decir, ciertamente entre ángeles y demonios hay algún tipo de lucha con poderes que desconocemos, poderes propios de la naturaleza angélica. El sacerdote en la lucha espiritual que es cada exorcismo, usa de ambas armas: usa de las especies inteligibles (comunicadas al demonio de un modo material, a través de la voz) y usa de su poder sacerdotal, que es algo invisible. Por eso Jesús a los Apóstoles les dio un poder sobre los demonios. Después de convocar a los Doce les dio poder y autoridad sobre todos los demonios. Lc 9, 1. Poder que se transmite en el sacramento del orden (Poder que se transmite en el sacramento del orden, no en la antigua orden menor del exorcistado que era un mero sacramental. El poder auténtico y verdadero entregado por Cristo a los Apóstoles permanece intacto e incólume en el sacramento que Él instituyó. Aquella antigua orden menor era una petición de la Iglesia a Dios para que Él confiriera mayor eficacia a ese poder que estaba en el sacramento. Esta explicación la hago porque algunas personas creen que se ha perdido algún poder exorcístico al suprimirse esa orden, cosa que no es así).


Después de aquella frase, seguido, el demonio mudo escribió:


Me atormenta no lo puedo soportar
Me quiero ir


[Más tarde añadió]
Dice que tengáis fe, que Dios está con vosotros siempre y la Virgen también
rezar Credo


El Credo era una fórmula óptima contra la negación, nombre de aquel demonio. Antes de recitarlo, le hice una pregunta que a su vez me había hecho un exorcista de otra diócesis. Se trataba de una duda muy compleja pero que no era ociosa, pues la respuesta a esa cuestión sería útil para el desenvolvimiento de nuestro ministerio. Sin embargo, la posesa se limitó a escribir:


dile a Dios y sabrás la respuesta


Aquella respuesta era también una enseñanza. Pues hay cosas en este ministerio del exorcismo que las sabemos porque el demonio se ve obligado a decirlas, otras que las sabemos porque Dios las hace saber a través de la oración, a través de inspiraciones, y otras que se saben en el uso de la inteligencia a través de la ciencia teológica. El ejercicio del ministerio exorcístico bebe de estas tres fuentes (He conocido algún exorcista que se basaba sólo en lo que Dios le inspirase en la oración, otros sólo querían basarse en la Teología, otros creían todo lo que los demonios le decían. Este ministerio, verdaderamente espiritual, debe nutrirse de esas tres fuentes en perfecta armonía y conjunción. Dios nos ha dado inteligencia para conocer el mundo de lo invisible a través de la Teología, Jesús preguntó cosas a los demonios en los exorcismos (la Tradición de la Iglesia también lo ha hecho en el ejercicio de este ministerio) y, por último, Dios mismo a veces inspira exactamente qué hay que hacer o decir en un exorcismo).
La sesión siguió, más adelante descubrimos que para expulsar a Perversión lo que tuvimos que hacer era pequeñas cruces en la cabeza. Comprendí al momento que eso tenía, además, un significado simbólico: que para acabar con la perversión de un ser humano (cualquier perversión del tipo que sea) lo que hay que hacer es que el sujeto que padece esa perversión practique pequeñas cruces, pequeñas mortificaciones.


La adición de pequeñas renuncias acaban con cualquier perversión (A veces algunos confesores se rompen la cabeza buscando alguna solución para solucionar el caso de un penitente que sea un pervertido -en el pecado que sea- cuando la solución es simple y es ésta. Si se me permite un juego de palabras, en este caso justificado, yo diría que la 


ADICIÓN acaba con la ADICCIÓN


La adición de mortificaciones, de cruces, acaba con la adicción a un pecado. Muchas veces los sacerdotes pensamos que la persona encadenada a una perversión tiene que hacer un acto de la voluntad intensísimo que ponga punto final de una vez para siempre a un hábito. Grave error, un hábito muy arraigado no se arranca de un tirón, sino socavando lentamente sus raíces día tras día. Un tirón único que arrancara el vicio de una sola vez requeriría una fuerza sobrehumana de la que carece el pobre arrepentido que quiere cambiar. Los vicios tienen muchas raíces y el vicioso por propia definición tiene poca fuerza en su voluntad debilitada. Así que la práctica lenta, constante y progresiva de la mortificación es el modo lento, pero infalible, de finalizar desde un mero hábito de impureza como la masturbación hasta las perversiones más vehementes que arrastran a la persona a vicios como la ludopatía, el alcoholismo o la pedofilia. De todas maneras, una cosa es el vicio y otra la perversión. El pecado lleva al vicio, y el vicio a la perversión. Al final, no basta con oración hay que mortificarse, hay que hacer penitencia).






20 de diciembre




Los demonios se manifestaron desde el principo, sus nombres eran: Tristeza, Separación, Desconfianza, Miedo y Satán. Durante la sesión escribió un demonio lo siguiente:


Tristeza, Separación, Desconfianza, mismo fin
salen los 3


Ya habíamos observado que algunos demonios salían a la vez. Algunos demonios están ligados de alguna manera entre sí, de forma que salen a la vez de los posesos. Tristeza era un demonio mudo, pero Saparación no. Así lo descubrí al dirigirme directamente a él. Cuando le preguntamos cómo saldría Tristeza, respondió con una sola palabra: contraposición. Así que comenzamos a cantar himnos religiosos de gozo. Que alegría cuando me dijeron y otros. Eso atormentaba mucho al primer demonio. Finalmente esos tres salieron cuando los que estábamos en la capilla nos pusimos de pie alrededor de la posesa y juntando las manos cantamos esos himnos. Himnos que eran lo contrapuesto a la tristeza y la separación. Miedo salió poco después, obligado por la Virgen o San Miguel que forzaron a la posesa a abrazarse a la cruz del altar, donde estuvo llorando y aullando unos quince minutos.


Durante la sesión también había escrito:


Hechizo profesor


Sabíamos por cosas que estaban pasando en esa facultad donde estudiaba Marta, que la secta satánica formada por estudiantes de esa universidad, no sólo estaba lanzando hechizos a sus compañeros, sino también a algún profesor. Éramos conscientes que la oración, la nuestra, la de aquellos que estábamos en esa capilla, debía detener aquella peste demoníaca en esa facultad. Dios nos había dado a conocer todo lo que estaba sucediendo en el mundo de lo invisible en ese lugar concreto (una universidad de España cuyo nombre no revelamos), para oponer otra fuerza que contuviese y refrenase ese mal.




29 de diciembre 2003


No sucedió nada especial. Desde el principio estaba Satán solo. Al ser Navidad, los integrantes de la secta satánica debían estar en lugares diversos de España y no se pudieron reunir. Si algo debo resaltar de esa sesión fue la tristeza inmensa que demostraba el demonio, a través de la cara de la posesa.




2 de enero de 2004


Sólo había un demonio más, llamado Sadrechahán, nombre que significaba separación y miedo. Salió después de cuatro horas de sesión. Al acabar, tanto el párroco de otra parroquia (que me ayudaba en esa sesión) como yo, nos sentíamos terriblemene agotados. Por alguna razón aquella sesión nos había fatigado de un modo que iba más allá de lo razonable, siendo que nos habíamos limitado a rezar con toda tranquilidad, sin ninguna tensión, sólo rosarios y cosas por el estilo. Habíamos decidido comer juntos al acabar la mañana, pero yo estaba tan cansado que sólo quería derrumbarme en un sillón, sólo, en mi casa. Y a él le sucedía lo mismo. He conocido más casos de exorcistas que tras una sesión acaban con un tremendo agotamiento.




10 de enero


El gesto de la posesa al entrar en trance nos indicó que había dos demonios y un espíritu perdido. Salieron en dos horas ambos, menos Satán. El demonio que salió no reveló el significado de su nombre, tan solo dijo su nombre. Pero era tan difícil de repetir que ninguno de los presentes lo pudo repetir. Hay que decir que muchos de los nombres de los demonios en lenguas desconocidas eran casi imposibles de repetir, en bastantes de las sesiones sabemos sus nombres porque les obligamos a escribirlos. De lo contrario aquello para nosotros hubieran sido sólo sonidos extrañísimos que no hubiéramos podido transcribir en un papel.




17 de enero.


Tenía dos demonios, uno de ellos tenía un nombre que no pudimos transcribir de difícil que era por más que se lo hicimos repetir. Al preguntarle que significaba dijo que maldad. Aunque también añadió después que aquella palabra no era su nombre. Lo que quería expresar era que lo más cercano a nuestra lengua para expresar el significado de su nombre era esa palabra -maldad- pero que su nombre, en la lengua que fuera, tenía otros matices. Finalmente salió haciéndole cruces en todo el cuerpo. Para no tocar el cuerpo de aquella jovencita, siempre que le hacía cruces usaba mi cruz de metal. A excepción de la cabeza, donde a veces imponía las manos, yo nunca le tocaba ninguna parte del cuerpo. Y si había que hacer una cruz en un lugar concreto donde hubiera un demonio, siempre usaba mi cruz para evitar todo contacto físico.




31 de enero


Tenía cinco demonios: Dolor, Veneno, Dureza, el cuarto salió sin revelar su nombre, y Satán. Salieron todos menos el último. El último únicamente saldría en la hora ya determinada por Dios. Y cuando él saliera, la posesión de Marta habría llegado a su fin. Cada sesión duraba tres horas y media.




21 de febrero


Tenía los siguientes demonios. Haissa (que significa hundido), Jael (que significa pesar), Maldad, Negación y Satán. Salieron todos sin mayor dificultad en el plazo de dos horas
En un momento dado, un olor muy desagradable se notó en un lugar concreto cerca de la posesa. Debo decir que al acabar todo yo noté nauseas y un dolor en un lugar concreto de mi cabeza. Por más que recé, ambas sensaciones me duraron todo el día. A mí la cabeza no me duele nunca, ni siquiera una vez cada varios meses. Por eso aquello lo achaqué a la acción del demonio.
Tres veces en mi vida me ha pasado algo por realizar una sesión. La primera (era otro caso distinto del de Marta), sentí una puñalada en un brazo. La segunda, tuve que interrumpir la sesión para ir a vomitar al servicio. La tercera era ésta. Un par de veces, al acabar, he sentido una fatiga muy grande que iba más allá de lo normal.
Una señora presente en aquella sesión y que se trata de una persona merecedora de mi confianza, nos dijo al acabar, que durante las oraciones había visto a Satán al pie de la colchoneta donde estaba tumbada la posesa. Lo vio con cuerpo de hombre y cara de chivo.




28 de febrero


Había dos demonios: Jaíster (que significa perdición) y Miedo. Miedo o Carga, que las dos cosas nos dijo que significaba la palabra compuesta por signos ilegibles que había escrito ante la orden de poner sobre el papel su nombre. Hay que recordar que todo lo que escribía lo hacía estando tumbada en la colchoneta, con los ojos cerrados, escribiendo sobre los papeles puestos sobre su vientre.
El demonio que respondía al nombre de Miedo salió tras lamentarse mucho del bien que estaba haciendo la película La Pasión de Mel Gibson que acababa de estrenarse el miércoles de ceniza, tres días antes. Yo le ordené que pensara lo mucho que acercaría a Dios a millones de almas ese largometraje, durante años. El Diablo, por lo mucho que se lamentaba, reconocía que era así; lo tuvo que reconocer. Es horrible, decía un Satán resignado a perder aquella batalla de evitar que se hiciera esa película y se comercializara.




20 de marzo


Llevábamos varias semanas sin rezar por Marta, de manera que cuando en la sesión reveló que había seis demonios dentro, nadie se extrañó. Se manifestaron desde el comienzo con gritos, no se ocultaron. Hacial el final, apoyándose sobre la espalda, puso las piernas en vertical unas cinco veces. Salieron todos los demonios, menos tres, apenas habló.
Pero lo que dijo fue tremendamente trascendental. El pasado 11 de marzo había sucedido el terrible atentado de las bombas en los trenes de Madrid. En un momento dado, yo le dije que el atentado había producido muchos actos de heroísmo, de entrega y amor a los seres queridos. "Ha producido mucho bien", le dije yo. Y al momento respondió: "y mucho mal". Yo callé porque me di cuenta de que tenía razón: había producido odio, rencor, blasfemia...


Como las sesiones duraban toda la mañana, yo salía a descansar un poco rezando el breviario mientras paseaba por la gran avenida ajardinada que hay delante de la parroquia. Los presentes en la capilla, mientras tanto, se quedaban rezando el rosario. Rosario que no era una interrupción del exorcismo, sino un modo de debilitar al demonio. Pero he aquí que un sacerdote presente y la madre no resistieron la idea (no voy a decir la tentación) de hacerle algunas preguntas a la posesa en trance. Y así, estando yo fuera, el demonio dijo que el atentado había sido ideado por ETA en colaboración de terroristas islámicos. También dijo que no todos en ETA eran tan sanguinarios. Asimismo, el demonio refirió su alegría por la victoria del Partido Socialista en las elecciones. La madre y aquel sacerdote no se resistieron a preguntarle incluso por personas concretas de ese partido político. Al llegar yo puse punto final a esas preguntas. Pero las preguntas ya habían sido hechas y habían recibido respuestas y me provocaban el dilema de si dejar constancia de ellas en este diario del caso de Marta. Finalmente, opté por dejar constancia y que cada uno pensara lo que quisiera.




27 de marzo


Marta venía con dos demonios más, Separación y Miedo, y con dos espíritus perdidos. Miedo salió haciendo señales de la cruz en la zona de la cabeza donde estaba. Concretamente estaba situado en las sienes y en el estómago. No estaba en esos tres lugares del cuerpo a la vez, sino que iba del estómago a una sien, y de una sien a otra sien. Uno de los espíritus perdidos nos dijo su nombre, Jalaishar, y cuando le pregunté que dónde había vivido hasta que murió, me contestó que en Arabia. Como siempre, los primeros en salir fueron los espíritus perdidos. Estos para los demonios, hacen la función de pantalla frente a nuestras oraciones. Los espíritus perdidos salieron, como siempre, simplemente rezando.




5 de abril


Tenía los siguientes demonios: Satán, Miedo, Confusión, Desconfianza y Veneno. Miedo o había vuelto a entrar o se trataba de otro demonio con el mismo nombre. A veneno lo que más le debilitó fue hablarle de cosas respecto a la Salvación. A Desconfianza lo que más pavor le produjo fue rezar el Credo. Respectivamente, a lo largo de las horas que duró la sesión, a la pregunta de qué sería la cosa concreta que les haría salir, una había escrito salvación y otro creer. Miedo a esa pregunta, escribió: cantar. A miedo le pregunté cual era el pecado predominante que le había hecho condenarse, y ante nuestra sorpresa escribió: droga, sexo y perversión. Después escribió:


Pecados, pero no me arrepentí. Sentí miedo de todos mis pecados.
Yo me condené. Tuve una oportunidad, pero negué a Dios.


Quedaba claro que el que la poseía era el alma de un hombre que se había condenado. Tras aquello escribió:


El nombre que tomamos suele indicar el daño que
se pretende hacer, pero puede haber varias funciones.
En este caso, no se cumple ni un mínimo [daño] del que se pretende.
Dios no lo permite.


Yo creí que estaba escribiendo tantos detalles con tanta lentitud para distraer de la oración a la gente que estaba allí orando. En todas las sesiones, mientras la posesa escribía, la gente solía despistarse mirando al papel. Había yo repetido innumerables veces que no se despistaran de la oración, ni miraran el papel, que, después, yo les leería lo escrito. Pero era imposible, la gente se desconcentraba de la oración. Llegué a pensar que podía ser un ardid escribir aquello con una lentitud increíble, así que comencé a ordenarle en el nombre de Dios que saliera de ese cuerpo. Pero por más que le exorcizaba, no daba el más mínimo signo de turbación y seguía escribiendo, como si tal cosa. Esa prueba la había hecho muchas otras veces. Pero siempre que al demonio de dentro le ordenaban de lo alto escribir, mis exorcismos no interrumpían su labor lo más mínimo. Eso era un signo claro de que la orden venía de parte del lado de la Luz. Aquel día, sin embargo, dí un paso más, no sólo le exorcicé mientras escribía, sino que incluso le ordené en el nombre de Jesús que no siguiera escribiendo. Pero por más que insistí, no tuvo efecto. Por el contrario, después de acabar de escribir las líneas anteriores, añadió:


A mi no me interesa que sepáis nada. ¡Qué tontos sois! Me obligan a hablar.
Cuando pare [de escribir] me voy. Tontos.
Si fuera por mí, no diría nada.


Efectivamente, lo más frecuente era que el demonio escribiera sólo tras muchas oraciones y rosarios. Y que tras escribir, el demonio saliera. Hay que dejar muy claro a los futuros exorcistas que lean la historia de este exorcismo que el exorcista sólo debe hacer preguntas para saber cosas que sirvan para sacar al demonio. Y no preguntar curiosidades sobre los demonios o el infierno. El demonio es mentiroso y fácilmente engañará al sacerdote por buen teólogo que sea. Todos los datos que dé el demonio de sí mismo pueden ser verdaderos o falsos, no hay manera de saberlos. Mientras que las preguntas referidas únicamente a cómo sacar al demonio sí que se pueden comprobar. Dicho de otro modo, si le preguntamos en qué se diferencian las serpientes infernales de los escorpiones demoníacos, no habrá manera de comprobar si lo dicho es verdadero o falso. Mientras que si le preguntamos qué cosa le va a hacer salir, eso si que es comprobable.
En definitiva, el Señor en este caso de Marta nos dijo muchas cosas muy útiles para los exorcismos. Pero los futuros exorcistas deben tener mucho cuidado de no convertir algunos ratos de los exorcismos en una especie de espiritismo cristiano. Allí se está para expulsar al demonio, no para hablar con él. Hay que hablar con él lo necesario, nada más.


Antes de salir Miedo, reconoció con rabia y a la fuerza que Dios era Señor, pero añadió del cielo. Otro sacerdote presente le obligó a reconocer que era Señor del cielo y de la tierra. Pero el demonio seguía insistiendo en que Dios era Señor del cielo, y Satán señor de la tierra. El sacerdote por su parte usó el nombre de Jesús para obligarle a reconocer la verdad. Finalmente, Miedo dijo que Él es Señor del Cielo y de algunos de la tierra (Teológicamente hablando, Dios es Señor del cielo y de la tierra. Pero sí que es verdad que algunos hombres se resisten a aceptar la soberanía del Altísimo).




15 de abril


Tenía tres demonios: Satán, Herir y Zafra. Gritó al principio mucho, para después sumirse durante las tres horas siguientes en un mutismo total. Abría la boca como si atormentado por nuestras oraciones quisiera gritar, pero no pudiera; lo cual había sucedido muchas otras veces. Una cosa interesante que escribió fue:


Queda poco
3


El tres estaba inscrito en un círculo como modo de subrayar especialmente ese número. Era la segunda vez desde que comenzó el caso que escribía en sus mensajes un 3. La madre y yo lo interpretamos como que el exorcismo duraría tres años. También escribió:


Pedro se salvará


Varias veces, para animarme en mis oraciones, me había imaginado yo el alma de Pedro saludándonos en el cielo y diciéndonos: yo soy el alma que vosotros salvasteis. Y ahora se nos decía que al final todo acabaría bien, hasta eso, hasta la salvación del jefe de esa secta maligna.




24 de abril


Había los siguiente espíritus dentro: Satán, Dolor, Haen (Este nombre lo pronunción con una H aspirada muy leve, seguida de una A larga y de una E muy breve.) (que significa Suciedad) y dos almas perdidas. Un alma perdida dijo que se llamaba Juan, la otra que fue la primera en salir no dijo su nombre. El segundo en salir fue Suciedad, después Dolor, y el último Juan al que Satán no dejaba marchar de ninguna manera.


Los nombres de los espíritus los escribió de forma muy confusa y caótica, pues hubo que sonsacarles los nombres y el demonio respondió por escrito de la forma más parcial que pudo para tratar de confundirnos. Tras los nombres, un rato después, trazó un 3 dentro de un círculo. Y escribió:


Brillará la estrella


La madre y yo pensábamos que el caso iba a durar tres años. La Estrella era la Virgen María. Después sin más aviso añadió:


Tranquila, es buena persona


Esto iba dirigido a la madre porque la semana pasada su hija Marta había empezado a salir con un chico. Esto apenó mucho a su madre porque siempre le había dicho a Marta que no debía empezar ninguna relación afectuosa con ningún chico hasta que quedara liberada, ya que la mayor parte de los chicos de hoy día eran lujuriosos y ella debía mantenerse casta. La madre había insistido en que tenía que centrarse en la oración y la vida espiritual. Y que cualquier noviazgo debía posponerse. Sin embargo, ese mensaje escrito (el demonio escribía porque le obligaba San Miguel) la dejó con serenidad.
Le pedí después a San Miguel que nos dijera algo para acabar con un caso de influencia muy fuerte por el que llevaba yo rezando un año. Y escribió:


Rezar
ella debe hacer sacrificios
amar a los enemigos
no enfadarse con los demonios
no insultarlos, pues si lo hace ellos contentos
más exorcismos


Después escribió unas líneas destinadas a la madre de Marta:


No te enfades con ella [la hija]
Soy San Miguel
Ella rezar; Pedro se salvará
Antonio perdido
Fernando empieza obsesión con ella
rezar mucho
Ella no caso Fernando
Si cambia fin
Eran los nombres de los tres integrantes de la secta satánica. Uno de ellos comenzaba a sentir la misma pasión sexual por ella que estaba sintiendo el jefe de la secta. Si cambiaban Pedro y Fernando todo acabaría pues la secta se desharía, ya no habría más invocaciones a las fuerzas del mal y ya no entrarían más demonios.


Siempre es bueno alejarse de las personas que ordenan el maleficio,
pero en el caso de ella no es necesario. Aunque ralentiza el proceso [de liberación].


Esto coindicía con lo que decía el padre Gabriele Amorth, exorcista de Roma, en uno de sus libros, cuando aconsejaba a las personas que estuvieran en la situación de Marta que rompieran todo contacto con aquellos que hacían los maleficios. En este caso era complicado hacerlo porque eran compañeros de curso en la facultad.


Ella debe conseguir que él rece más.
No te atormentes pensado "no era el momento".
Ella es importante en la vida de él.
Ella debe rezar por él y tú también.


Esto se refería al chico con el que empezaba a salir.
Aunque ya no había más demonios dentro de Marta más que Satán y un alma perdida, había más demonios por la capilla y por eso escribió:


Satán tiene muchos alrededor. Rezar alejamiento.


Después le hice una pregunta respecto a un buen amigo mío, un ruso ortodoxo colaborador de un exorcista. Desde hacía unos días había notado que algo le había entrado por la espalda y se movía dentro de él. Concretamente se movía en la zona del rinón izquierdo y en la cabeza en la parte del cogote. Era un buen cristiano, muy implicado en el apostolado. La posesa escribió dos cosas respecto a porqué habían entrado y dos para que salieran:


Permisión de Dios
Santificación
rezar
hacer cruces ahí donde estén


Aunque la posesa no conocía nada a mi amigo en Moscú, lo que escribió encajaba perfectamente. Él no era un pecador. Yo pensé que Dios lo había permitido para que así conociera por experiencia algunas de las desagradables sensaciones y sufrimientos de los posesos.
Quiero una vez más dejar muy claro a futuros exorcistas que no deben considerar al demonio una fuente de información a la que uno puede ir con un cántaro como si fuera un pozo. Al demonio hay que ordenarle salir y sólo preguntarle lo que se vea que es bueno saber para que salga cuanto antes. El demonio miente, es mentiroso por naturaleza, pero lo que sucedía en este caso es que tras años de experiencia en el ministerio ya sabía cuando decía la verdad, y cuando mentía o decía cosas de dudosa credibilidad. Yo lo sabía con total seguridad, aunque no es fácil expresar en el papel el modo de saber cuando el demonio dice la verdad. Pero al escribir estas cosas siempre tengo el temor de que habrá sacerdotes que no se sustraerán a la tentación de preguntar al demonio para conseguir información. Camino totalmente errado que les llevará al error, a la sobervia y a convertir el exorcismo en una sesión de espiritismo, cristiano pero espiritismo.
En fin, hecha una vez más, otra, esta advertencia, continúo refiriendo aquí lo que la posesa siguió escribiendo:


Satán se va a ir en breve
tiempo muy cerca,
fin proceso ella.
Pero no fin proceso concienciación


Ocurrirá un milagro por el cual muchos creerán.
España mal
Rezar no más atentados


ETA sector radical con terroristas islámicos atentados 11M
Soy San Miguel


La Virgen lo descubrirá
sólo tenéis que esperar y rezar


No [fue] Bin Laden [el que ordenó el atentado del 11M de Madrid]
Bin Laden odio USA


No se podía haber evitado 11S
Quieren hundir a Bush
montaje
yo [Satán] quiero hundir Bush
San Miguel dice no se saldrán con la suya aunque al principio pueda parecer que sí.
Los que obran mal acabarán mal.
Las que cosas que no empiezan bien acaban mal (Esa frase "las cosas que empiezan mal, acaban mal", tenía un significado críptico que tanto la madre como yo entendimos al momento, pero no conviene por ahora que sea dado a conocer).


Esta parte anterior puede parecer extrañamente política. Desde luego la escribió motu propio sin preguntarle nada. Al comenzar a escribir estas cosas en medio de la capilla en la que todos estábamos rezando, yo me sentí muy incómodo. Pensé que quizá nos estaba engañando. Así que le ordené que dijera alabanzas a Dios. Las dijo sin ningún problema mientras no dejaba de escribir. Las alabanzas que comenzó a decir no interfirieron para nada en la velocidad y tranquilidad con que escribía. Comencé yo a recitar con verdadera fe fórmulas exorcísticas. Pero nada, proseguía con su escritura sin inmutarse. A estas dudas que yo tenía, a estos continuos exorcismos que le hacía, se debe el que varias veces escribiera "soy San Miguel". Finalmente me senté en un banco y seguí rezando convencido de que sí que era verdad que era San Miguel.
No me hacía mucha gracia lo que había dicho del presidente de Estados Unidos porque suponía mezclar la política con lo espiritual. Claro que después reconocí que el presidente George Bush estaba defendiendo la postura más cristiana posible dentro de la política de su país. No digo que fuera un presidente perfecto, sólo digo que defendía una política cristiana y que eso no le era indiferente al demonio. La semana en la que San Miguel escribió eso fue en la que George Bush estaba sufriendo un terrible ataque político y mediático acerca de si podía haberse evitado el atentado del 11 de septiembre.
Aquel mensaje político lo que indicaba era que a Satán no le era indiferente la política. Y que también él tenía sus candidatos favoritos, como sus candidatos menos preferidos.


Acabó escribiendo:


Dios es muy justo.
Permite un mal sólo en la medida que puede hacer un bien. Dios con vosotros.


Muchos de los muertos del 11M y 11S han ido con Dios
de lo contrario se hubieran condenado.
Lo que decía es que había gente en ambos atentados que Dios sabía que si hubieran seguido viviendo se hubieran condenado.


Dios quiere la salvación de todos
no estéis tristes, rezar
Algunos necesitan todavía vuestros rezos.
Los sentimientos de compasión y amor a los demás son buenos.
Algunos, muchos, no entienden el desastre. Deben saber están con Dios muy bien.
Dios no tiene la culpa de todos los muertos
Mucho más [importante que] estar con vida es la salvación del alma.
Deben saber Dios con ellos en el dolor.
Rezar por los familiares de las víctimas, no entienden que están salvados. Siempre
estarán con ellos aunque no los vean. Soy San Miguel.


Cuando acabó de escribir ya del todo, no pude evitar poner una cara de desagrado. Las páginas de aquel día no podían traerme más que problemas. Yo escribo en el diario lo que la posesa dice, todo. Hago de notario, no elijo qué escribo en el diario y qué es lo que no escribo. Cómo haya que interpretar lo que un poseso dice en un exorcismo lo dejo a cada cual. Esto es un diario fiel a lo que sucedió y se dijo. Cada uno después que haga las elucubraciones que desee.


Dentro de la posesa ya sólo estaba Satán, así que me levanté, sobre la sotana me puse el roquete y la estola blanca y le di la comunión. Otra vez los gestos de horror habituales, yo ya estaba acostumbrado. Pero a lo que no estaba acostumbrado fue a lo que iba a seguir.
Yo volvía del sagrario y, camino hacia la sacristía, observé que la posesa comenzó a hablar, de forma espontánea, sin que nadie le preguntara o dijera nada. Varios de los que formaban el equipo de gente que me ayudaba habían comunlgado y el silencio era total en la cripta.
Me senté a escuchar lo que decía, lejos estaba yo de saber que aquella voz desagradable, la típica de un poseso, iba a hablar durante veinticinco minutos. Veinticinco minutos en que San Miguel le obligó a Satán a hablar y el resultado fueron unas palabras que constituyen un verdadero sermón. Al oir lo interesante que era lo que estaba oyendo fui a por una grabadora y grabé todo menos los dos minutos iniciales. Satán, obligado por el arcángel y con la Eucaristía todavía dentro del cuerpo de la posesa, dijo:
Ellos no conscientes del todo, luego serán almas perdidas.


[En los dos minutos que no grabé había hablado la posesa de los cada vez más frecuentes casos que salen en las noticias de personas que matan a miembros de su propia familia]


El demonio actúa en ellos. Por eso mata mujer hijos, mujer mata marido, hijos matan madre, todos influidos, demonios. De saber existencia demonios, evitarían muchas muertes. Hay muchos demonios, obsesión. Obsesión, obsesión, muerte. Deben saber existen, evitarían muertes, con un simple rezo, con un simple rezo, tanta policía. Ay, llegan tarde. Sólo un simple rezo bastaría para que no ocurriera la muerte. Deben saber, deben saber, que la mejor manera de protegerse es rezar y llamar a San Miguel que va siempre. Ay, Ay, gente es muy tonta. Gente debe creer. Se creen listos, ay, son tontos. Ay, el demonio quiere que la gente no crea en él, no crea en la existencia. Muy importante la gente sepa... ¡sepa!, muy importante, no tanta psiquiatría. Psiquiatras piensan esquizofrenia, ellos locos. El loco esquizofrénico mata a su mujer, en realidad está poseído por muchos demonios, no sólo por uno, tiene muchos, exorcismo. Lo cual no quiere decir que la esquizofrenia [no] existe, pero muchos de los que matan tienen demonios. Personas cercanas deben rezar, mucho. No hace falta asistir a sesiones de espiritismo para que esas personas queden poseídas.
Aumentan terriblemente las posibilidades de tener demonios si vas a una sesión de espiritismo. Quieres hablar con el demonio, el demonio se queda contigo, aunque no dentro, pero en algunos casos posiblemente fuera. Prácticamente todo el mundo que ha hecho [es incomprensible la palabra] tiene los demonios muy cerca o dentro de ellos.
Si vienen a consultar algo, porque las cosas les salen mal, no se manifiesta demonio en ellos porque está fuera. Deben alejarlo de ellos. Muchos de los que han venido aquí [se refería a la gente que viene a la parroquia a consultarme sobre este tema] lo tenían fuera. Se fueron pensando que no tenían nada, pero lo llevaban fuera. Hay mucha gente no sabe lo que tiene, piensan que están locos, van de psiquiatra en psiquiatra, diciendo, ay, alguno que me curará, ay, cada vez tomo más pastillas, que no les hacen nada, y algunas veces piensan "¿Dios por qué me permites esto?". Los que no creen terminan pensando que están terriblemente locos. El demonio les ataca terriblemente, es una pena que ellos no lo sepan, en el momento en que piensen por un momento en Dios se les abrirá el camino para que antes o después salgan los demonios de ellos. Deben pensar, aunque sea un momento, en Dios. Sino los pobres están perdidos. Aunque si mueren no irán al infierno, irán con Dios. Muchos sufrimientos que se podrían evitar si supieran lo que tienen, es muy importante que lo sepan, muy importante, la gente piensa: ay qué listos que somos que no creemos en Dios, que no creemos en el demonio, eso son fantasías de la gente de la Edad Media, fantasías.
Por eso se hizo la Inquisición, porque no sabían cómo acabar con los brujos, no sabían ninguna forma de acabar con ellos. Pero el problema es que murió mucha gente inocente. Aunque también murieron brujos. Lo cual no les daba derecho a torturarlos, no debían haber hecho eso. Debían haber rezado mucho más de lo que rezaban. El problema es que la gente de la propia Iglesia estaba infectada, estaban muy mal. No se justifica la inquisición de ninguna de las maneras. Pero no se les ocurrió otra forma mejor que acabar con muchos brujos.
Mucha gente de la Iglesia infectada por demonio. Muchos con demonios dentro, sobre todo en el País Vasco. Otros influidos, no ven. No ven nada. El País Vasco está muy mal, lo que peor está de España. Demonio quiere la destrucción, la destrucción, por eso atentados, allí les lavan el cerebro, quedan inutilizados como personas, total y absolutamente, luego si mueren serán las almas perdidas. Habrán hecho muchas atrocidades, pero no están del todo conscientes. Por eso no encuentran el camino. Porque al principio cuando no tenían lavado el cerebro no eran del todo malos, hicieron algo bueno en su vida. Y Dios es misericordioso. Dios tiene compasión de todos. Dios quiere que todos se salven. Pero hay gente que no quiere ver; están completamente ciegos, y piensan que listos somos que no creemos, que listos, yo puedo con todo, yo puedo más que nadie, yo, yo, tanto, tanto en el yo, que no ven que se van a hundir; al final el demonio quiere aprovecharse de ellos. Es la falsa soberbia. Soberbia se apodera de ellos. El demonio les ataca por ahí. Deben ser buenos. No deben decir tanto yo, yo, yo, porque sin Dios no van a ningún sitio. Si hacen, si consiguen, las cosas que consiguen, buenas, es porque Dios quiere que las consigan. Dios está con ellos aunque no a Él no lo vean, pero, ay, cometen el error de pensar que son ellos solos. Ellos solos se irían a la miseria, se hundirían porque el demonio está activo, pero que muy activo. Lo que pasa es que Dios tiene mucha misericordia. Dios tiene compasión de todos. Con que en un momento de sus vidas piensen en Dios, ya tienen posibilidad de salvarse. El demonio quiere corromperlos, hundirlos completamente y cuando ya sean suyos que no puedan salir, entonces los mata, el demonio los mata, acaba con ellos, para que sean completamente suyos. Pero Dios les da muchas oportunidades para que se salven, muchas oportunidades, un leve resquicio donde entre un poco de luz y se puedan salvar. Por eso viven tiempo. Cuando ya después de muchas, pero que muchas oportunidades, han decidido completamente con su voluntad ser de Satán, entonces se mueren y se convierten en demonios. Aunque Satán lo que quiere es que todos perdáis la fe, todos, que así ya se apoderará del alma de ellos. Y él lo que quiere es ser el dueño de este mundo. Él se cree el dueño de este mundo porque puede provocar males, y de hecho los provoca. Pero Dios permite un mal sólo en la medida en que pueda hacerle un bien a la persona. Por ejemplo, una persona está próxima a condenarse, le falta muy poco, y esa persona la matan, entonces se convierte en un alma perdida o se salva, depende del bien que haya hecho en esta vida y del mal. Y de si se ha arrepentido de ese mal o no. Pero Dios insiste en que quiere que todos se salven. Lo más importante de todo es que todos os salvéis... todos... todos.
Rezad mucho porque Satán está muy activo en este mundo. Le queda poco tiempo en el mundo. Y mucho menos, mucho menos, menos, menos del que podéis imaginar en este cuerpo. Muy, muy, muy poco. Ya está muy muy muy muy cerca. No quiere decir que sea la próxima, ni en la siguiente, pero quda muy muy muy poco. Ella debe rezar por la salvación de Pedro, es muy importante que ella rece porque Pedro le ha hecho mucho mucho mucho daño. Si ella de corazón reza por él, por Antonio y por todos se salvarán. Es muy importante rezar por él, pero ella debe rezar más. Ella reza poco por él. Pide, pero reza poco por él. Debe rezar más. Perdonar de corazón con toda su alma a él y a todos los que le mandan el daño. Es muy importante que rece de corazón no sólo de palabra. Rezar por su conversión. Por Pedro, por Antonio y por la disolución de la secta. Es muy importante que ella rece, muy muy importante. Debe rezar más. Por lo menos un misterio del rosario entero sólo aplicado a ellos. Y debe perdonar de corazón con toda su alma. Debe pedir con todas sus fuerzas que se convierta.
Después del proceso, rezar por otros, ella puede ayudar mucho. Debe rezar cuando Satán salga y esté bien plenamente, ella debe rezar por otras personas para que se curen y para que se vayan las influencias del demonio que pueda haber en otras personas. Ella debe rezar por otras personas. Aunque a veces ya lo haga, ahora y luego cuando acabe el proceso debe seguir si alguien le pide ayuda. Ella tiene un don. Es importante que rece.
Dios está con vosotros siempre. Y tú [la madre] no te enfades con ella. Y reza por él también [por el chico con el que había comenzado a salir]. Es importrante que reces por él también, y ella también. Importante en su vida. No pienses que no era el momento. Estate tranquila. Muy importante rezar.
Caso de Carmen [otra chica que sufría una larga influencia] debe no enfadarse con demonios, muy importante que ella no se enfade. Porque si no ellos felices. Ella debe aprender a amar a los enemigos. Muy muy duro, pero debe aprender a amar, perdonarles de corazón y no guardarles ningún rencor y encomendarse todos los días a la Virgen, al Espíritu Santo y San Miguel. En cuanto se note mal, llamar a San Miguel y tener mucha mucha fe.
En ese momento, en voz muy baja, le prengunté yo si el demonio estaba en la práctica del péndulo (radiestesia) y en los viajes astrales. Respondió con un breve sí. Después le pregunté si en las dos cosas, a lo que también respondió afirmativamente.


-¿Siempre? le pregunté. No, respondió.
¿No siempre? No. Hay caso que sí, pero hay casos que no.


-¿Hay algún modo de distinguir?
rezando
-¿Los hombres, pregunté, pueden practicar viajes astrales si rezan?
No es recomendable, respondió. En algún caso excepcional no vendría mal. Pero sólo en casos excepcionales, como regla general no.


[Después añadió:] Mayoría adivinos son falsos. Hay gente que tiene don, pero siempre [en los que tienen ese don de Dios] es para algo bueno, no para cosas malas. Muchos de los adivinos son falsos, no tienen ni idea. Hay demonios que son adivinos. Pero prevén cosas malas. No te van a decir buenas.


[Yo entonces le hice una pregunta de un asunto personal que me mortificaba mucho. Contestó:]
Paciencia. Paciencia. Tranquilo, no te preocupes. Todo a su debido tiempo.


[Después de un largo silencio acabó con estas palabras:]
Pedro quiere matarla. Que pida perdón por él, importante


Después ya calló totalmente, rezamos la salve y la sesión acabó. Las siete personas que estábamos allí no habíamos podido evitar el llorar de emoción ante las cosas que había dicho la posesa. Alguna persona estaba tan impactada que, fuera ya de la capilla, no dejó de llorar ni diez minutos después de acabada la sesión.




1 de mayo


Era la sesión 78. Estaban Satán y dos almas perdidas. Porque la madre y la hija habían rezado mucho sólo habían entrado almas perdidas y no demonios.




22 de mayo


Tenía cinco espíritus dentro. Tres demonios, Satán, Dolor y Judas, y dos espíritus perdidos, uno que salió pronto, sin decir como se llamaba, y otro que salió después, de nombre Juan.


Se le había preguntado al comienzo de la sesión quién había sido el causante de que esos espíritus entraran en Marta. Habían aparecido los nombres de siempre, Pedro y Antonio, más uno distinto: Isabel. Otra chica perteneciente a la misma clase de Marta y que también participaba en las reuniones de la secta satánica. Después escribió:


No mirar a Isa,
importante
porque transmite un mal


También se nos dijo que la mirada no transmitía nada por el hecho de mirar, sino sólo cuando la voluntad de la persona quería provocar un daño. Pues escribió:


Peligro cuando desean un mal


Yo le pregunté entonces si había que hacer algo concreto, específico, para protegerse de eso, la respuesta fue:


Rezar.


Muchas veces me veía obligado por las circunstancias a examinar supuestos posesos en momentos en que no tenía a nadie más conmigo para ayudarme. No siempre contaba con colaboradores para orar conmigo cuando alguien venía por primera vez a ser examinado. Así que pregunté si los sacerdotes tenían algún peligro al orar solos por una persona para ver si estaba posesa, pues corrían historias de que los demonios podían saltar al sacerdote. Pero escribió:


Dicen que no os preocupéis.


El espíritu que se llamaba Juan dijo que se había suicidado en 1998. Le preguntamos por sus apellidos. A nuestras preguntas respondía muy lentamente, con voz casi inaudible a través de la posesa. La lentitud era tal que o él no quería responder o algún demonio se lo impedía hablándole al mismo tiempo. Pero al final logramos sacar que su nombre completo en vida había sido Juan Morales Mendoza, que había nacido en Granada (España) y había muerto en Lyon (Francia). También dijo con la misma lentitud:


Yo no quería creer en Dios
No quise creer:
No hay remedio.
Yo fui muy malo.
Yo vi mucho fuego y una puerta muy grande.
No quiero ir al infierno.
Muchos allí y muy malos.
Maté. Dios no me perdona. Yo muy malo, bebía mucho,
daba palizas a mi mujer hasta que cogí un cuchillo y la maté.


No pecar; no matar; esto es horroroso.
Yo no creía, mi familia no creía. No me gusta estar aquí.


Deseando que dejara ese cuerpo y fuera hacia Dios, le pregunté si veía alguna luz. Pero dijo que no, que había mucha oscuridad. Así que comenzamos a rezar. Varias avemarías después le pregunté si veía algo. Entonces sí que dijo:
Veo una luz.


Durante más de diez minutos le dije que fuera hacia la luz, pero él insistía una y otra vez en que aquella luz le daba miedo. Yo le explicaba que Dios es misericordioso y que en esa luz estaba el camino hacia Dios. Pero el alma perdida insistía en que él había sido muy malo y que Dios no le perdonaría. Por más que se le explicaba lo contrario no vencía ese temor. Así que seguimos rezando. Yo le decía que repitiera frases tales como Dios acógeme, ten piedad de mí, Señor perdóname. Al princpio no quería, pero después comenzó a repetirlas. Unos minutos después dijo:


Veo una mujer.


Yo le pregunté si le decía algo, pero respondió que no. Que sólo le meiraba. ¿Cómo es su mirada?, le pregunté. Dijo que tranquila. Le dije que le dijera cosas como "Virgen María, apiádate de mí, he sido malo pero ahora pido perdón, Mamá acógeme". Después dijo:


Me da la mano. Ya no tengo miedo. Vienen criaturas con luz. Me voy con ellos. Veo un hombre fuerte junto a otro mayor. Pido perdón por lo que he hecho. Me quedo en la luz. Gracias.


El alma de Juan salío como casi todas las almas perdidas salen, con una larga expiración a través de la boca. Tras eso la posesa suele quedar tranquila, tumbada como estaba como si durmiese con una gran paz.
Tras la salida de ese alma seguimos rezando por el primer demonio, el demonio inferior, que era humano y cuyo nombre era Judas. Cuando preguntamos en cada sesión cuántos demonios hay en la posesa, en las repuestas que se nos dan, las almas humanas condenadas al infierno son asimiladas en todo a los demonios. Es decir, se les considera demonios-humanos. Tras muchas oraciones, Satán comenzó a hablar:


Judas se condenó
Dolor escogió la condenación para si mismo.


Yo lo llevé a la condenación.
¿Por qué rezáis tanto? ¡No recéis!
Judas Iscariote está dentro.


Le ordené en el nombre de Jesús que me dijera que era lo que más le atormentaba a Judas Iscariote para hacerle salir:


El anuncio de la Pasión de Cristo le hace salir


Me costó bastante rato comprender exactamente qué era aquello del "anuncio". Hice muchas pruebas, pero veía que no acababa de dar exactamente en el clavo. Por más que le interrogaba, él se negaba a responder. Tan sólo me decía irónico: ¿Es que no lo comprendes? ¡Qué tonto eres! Finalmente, tras cinco o diez minutos de pruebas lo comprendí. Lo que quería decir era que de todas las cosas que pudiéramos decirle, nada le atormentaba tanto como recordarle los momentos de aquellos tres años en que Jesús le hablaba de la Pasión. Todos los signos en que se iba perfilando más y más lo que iba a suceder: el sufrimiento de Cristo. También le pregunté cuántas veces Jesús le había hablado a solas y le había dicho que cambiara. Me dijo que "muchas". En tantos siglos has tenido mucho tiempo para contar el número exacto de veces que lo hizo, le dije.
¿Cuántas fueron exactamente? Volvió a repetir que muchas. ¿Pero no sabes el número exacto? No, me respondió.
Es curioso advertir que la voz de Judas no estaba cargada de especial ira, ni odio, ni agresividad. Era la voz de alguien, más bien, triste. Después, a colación de algo que dije yo, añadió:


Me condené en el momento que lo vendí.
Tuve miedo. No me quise arrepentir: Satán vino a por mí
[en el momento de la muerte] y me fui con él. No quise arrepentirme.


Le pregunté, pues quería saberlo con precisión y exactitud, qué era lo que hacía que alguien se condenase. Contestó:


La voluntad.
Si no se arrepiente la voluntad, no hay salvación.




Le pregunté que por qué le había entregado por teinta monedas de plata. Pensaba que podía haber alguna razón simbólica profunda. Mas contestó:


Treinta monedas era bastante.


¿Conocías la profecía de Isaías? Me refería a la profecía en que se decía que se tasaría al Hijo del Hombre en treinta monedas de plata.


Sí, la sabía.


¿Y te dabas cuenta?


Sí.


¿Por qué quisiste devolver el dinero?


Porque era dinero de sangre.


Todas estas cosas nos la iba diciendo en medio de mis afirmaciones acerca del amor que Cristo tuvo hacia él, de que él hubiera sido uno de los doce Apóstoles enviados por el mundo a predicar la nueva fe, de que hubiera sido conocido San Judas Iscariote, de que si después de traicionarle hubiera ido a la Virgen María hubiera logrado el perdón de Dios, y cosas así. Al final salío.
Dolor, un espíritu mudo, también salió una hora después. Observé que un rato antes de salir, otro demonio había venido a la capilla, porque un extraño ruido metálico como de un "click" sonó en una de las esquinas de la capilla. El mismo ruido sonó después cerca de la otra esquina. Tras unos segundos, volvió a sonar detrás de nosotros. Solíamos saber que había demonios en la capilla porque su presencia solía ser delatada por crujidos en el techo.
Aquel falso techo de la capilla se prestaba a crujidos de dilatación. Pero hacía ya tiempo que la madre de Marta me había hecho reparar en que a veces durante las sesiones de oración, los crujidos eran demasiado numerosos. Y comprobé que así era. Incluso alguna vez, como en esa sesión, el crujido era más bien como el que formaría una repentina y breve corriente de aire que recorriera ese falso techo por encima. Pero aquellos sonidos solían suceder no encima de nosotros, sino en las partes más alejadas de la capilla, como si el poder de la oración o los ángeles les mantuvieran lejos del grupo que estábamos rezando junto a Marta.
No obstante, con cierta frecuencia, yo sentía que algo me estaba tocando la parte superior de la cabeza. Haciendo la señal de la cruz sobre esa parte, o echando agua bendita, desaparecía esa sensación.


Una de las cosas más interesantes que Judas había dicho en esa sesión era algo que yo ya había más o menos barruntado con mis especulaciones teológicas. Y es que la última gracia eficaz para el arrepentimiento no tiene por qué recibirse en el último momento de vida. Puede recibirse unas horas antes de morir e, incluso, unos pocos días antes. Si ese último intento de Dios por cambiar a la persona es rechazado, esa persona es como si ya estuviera condenada, aunque le quedan unas horas de existencia sobre la tierra.


El que una persona pierda la postrera gracia eficaz que le hubiera podido devolver al estado de gracia, supone condenarse irremisiblemente.
El número de gracias es limitada, y tras la última gracia no hay ninguna más. El número de gracias que mueven al arrepentimiento puede ser un número astronómico, tan astronómico que puede parecer ilimitado, pero su número no es infinito.Y tras la última gracia, no nos engañemos, no hay ni una más.
Dicho de otro modo, hay almas que han abrazado tan intensamente el mal y han rechazado tan conscientemente a Dios una y otra vez, tantas veces, que ya no van a cambiar. Cuando Dios ve que eso sucede es cuando permite que mueran.
Y en el caso de los pecadores que rechazan a Dios con todas las fuerzas de su voluntad, ese momento en el que se rechaza la última gracia no tiene por qué ocurrir siempre y necesariamente en el último segundo de la vida. En ese momento el alma se separa del cuerpo, pero la voluntad ya se ha decidido de modo inamovible antes.


Cuando alguien no sólo odia a Dios, sino que lo odia ya de forma consumada, abrazando ese odio de forma consciente, deliberada y con la firme voluntad de que sea un odio definitivo, entonces Dios abandona su esperanza sobre esa persona. Siempre, antes de abandonar a alguien, hace su último intento. ¿En qué consiste el abandono por parte de Dios? En que envía su última gracia. Rechazando el último intento de Dios por salvarle, rechazada la última gracia, entonces esa persona ya tiene su destino fijado. Pueder tardar todavía unas horas o unos pocos días en morir, pero ya es un alma como condenada a la que le quedan unos días de vida. Normalmente, nadie está más allá de unas horas o unos pocos días en este estado. Cuando uno ya está condenado, Dios permite que muera pronto para que no siga haciendo el mal, para que no siga añadiendo pecados a pecados. Dios permite su muerte y el demonio está deseando matarlos para hacer su cosecha.
Judas tras vender a Jesús por unas monedas de plata ya había tomado su decisión irreversible al vender a Jesús. Por eso Jesús le dirá en la Última Cena que lo que tuviera que hacer lo hiciera pronto. Ya no le dice que no lo haga, ya no le dice que se lo piense otra vez, ya no hace un último intento. En ese momento Jesús podría haberlo hecho, pero no lo hace. Sabe que él, Judas, ha optado definitivamente por otro destino y sólo le pide que no dilate más esa tortura de hacerle esperar la Pasión.
Todo esto tiene muchas enseñanzas. Una de ellas es que cada gracia es irrecuperable si la perdemos, es una menos. Y la segunda enseñanza es que la eternidad ya comienza quí en la tierra, la de todos los hombres. La muerte es sólo la pérdida del cuerpo, pero el espíritu es el mismo, exactamente el mismo, sólo hay que purificarlo para que entre a la presencia de Dios. La vida es sólo y únicamente el camino donde nos forjamos nuestro espíritu para la eternidad. La gente piensa que no importa lo que hagamos en la vida porque al final nos arrepentimos y todo cambia. Lo cierto es que el espíritu donde tiene que cambiar y transformarse es en la vida. Por eso se nos ha dado la vida. La mayor parte de la gente cambia su destino eterno en el arrepentimiento del último momento. Pero unos pocos, desgraciadamente poquísimos, gustan de la unión con Dios (sin visión beatífica) ya en vida. Y otros pocos ya comienzan a sufrir el infierno (que es un estado) también en vida. La mayor parte de las almas se arrepentirán de sus pecados en el útlimo momento, habiendo vivido una vida meramente natural durante años y años. Pero unos pocos afortunados ya comenzaron a vivir su cielo aquí en la tierra, pues estaban continuamente unidos a Dios cada hora y cada minuto, aunque sin verlo. Desgraciadamente, otros, muy pocos, afortunadamente, ya viven en ese estadio de odio a Dios bajo la opresión de las pasiones desatadas. Se puede decir que en sus corazones ya arde el fuego del infierno. Aunque todavía pueden arrepentirse. Cuando Dios ve que su voluntad está firme en rechazar su amor de Padre es cuando permite que dejen este mundo.




[El caso se interrumpe aquí porque todavía no ha alcanzado su resolución]

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