San Miguel Arcángel pesando las almas en el Juicio Final

jueves, 27 de noviembre de 2014

Catequesis del Papa Francisco sobre el Infierno



"Dios es Padre infinitamente bueno y misericordioso. Pero, por desgracia, el hombre, llamado a responderle en la libertad, puede elegir rechazar definitivamente su amor y su perdón, renunciando así para siempre a la comunión gozosa con él. Precisamente esta trágica situación es lo que señala la doctrina cristiana cuando habla de condenación o infierno. [...] 

Con todo, en sentido teológico, el infierno es algo muy diferente: es la última consecuencia del pecado mismo, que se vuelve contra quien lo ha cometido. Es la situación en que se sitúa definitivamente quien rechaza la misericordia del Padre incluso en el último instante de su vida. [...]

Sin embargo, la redención sigue siendo un ofrecimiento de salvación que corresponde al hombre acoger con libertad. Por eso, cada uno será juzgado «de acuerdo con sus obras» (Ap 20, 13). Recurriendo a imágenes, el Nuevo Testamento presenta el lugar destinado a los obradores de iniquidad como un horno ardiente, donde «será el llanto y el rechinar de dientes» (Mt 13, 42; cf. 25, 30. 41) o como la gehenna de «fuego que no se apaga» (Mc 9, 43).
Por consiguiente, quienes se obstinan en no abrirse al Evangelio, se predisponen a «una ruina eterna, alejados de la presencia del Señor y de la gloria de su poder» (2 Ts 1,9).

3. Las imágenes con las que la sagrada Escritura nos presenta el infierno deben interpretarse correctamente. Expresan la completa frustración y vaciedad de una vida sin Dios. El infierno, más que un lugar, indica la situación en que llega a encontrarse quien libre y definitivamente se aleja de Dios, manantial de vida y alegría. Así resume los datos de, la fe sobre este tema el Catecismo de la Iglesia católica: «Morir en pecado mortal sin estar arrepentidos ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de él para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra infierno» (n. 1033).

Por eso, la «condenación» no se ha de atribuir a la iniciativa de Dios, dado que en su amor misericordioso él no puede querer sino la salvación de los seres que ha creado. En realidad, es la criatura la que se cierra a su amor. La «condenación» consiste precisamente en que el hombre se aleja definitivamente de Dios, por elección libre y confirmada con la muerte, que sella para siempre esa opción. La sentencia de Dios ratifica ese estado.

4. La fe cristiana enseña que, en el riesgo del «sí» y del «no» que caracteriza la libertad de las criaturas, alguien ha dicho ya «no». Se trata de las criaturas espirituales que se rebelaron contra el amor de Dios y a las que se llama demonios (cf. concilio IV de Letrán: DS 800-801). Para nosotros, los seres humanos, esa historia resuena como una advertencia: nos exhorta continuamente a evitar la tragedia en la que desemboca el pecado y a vivir nuestra vida según el modelo de Jesús, que siempre dijo «sí» a Dios.

La condenación sigue siendo una posibilidad real, pero no nos es dado conocer, sin especial revelación divina, si los seres humanos, y cuáles, han quedado implicados efectivamente en ella. El pensamiento del infierno —y mucho menos la utilización impropia de las imágenes bíblicas— no debe crear psicosis o angustia; pero representa una exhortación necesaria y saludable a la libertad, dentro del anuncio de que Jesús resucitado ha vencido a Satanás, dándonos el Espíritu de Dios, que nos hace invocar «Abbá, Padre» (Rm 8, 15; Ga 4, 6).

Esta perspectiva, llena de esperanza, prevalece en el anuncio cristiano. Se refleja eficazmente en la tradición litúrgica de la Iglesia, como lo atestiguan, por ejemplo, las palabras del Canon Romano: «Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos y de toda tu familia santa ( ... ), líbranos de la condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos».
(Julio 2014)


El Ángel de la guarda y los ángeles caídos: Padre José Antonio Fortea


El Ángel de la guarda y los ángeles caídos: Padre José Antonio Fortea

sábado, 8 de noviembre de 2014

Exorcistas ven más casos de posesiones y distintas tipologías que antes



El accionar del maligno se incrementa y cambia

En el reciente Congreso Mundial de Exorcistas, los sacerdotes exorcistas y demás técnicos han afirmado que se están notando más casos de posesiones.


Pero también algunos exorcistas han reportado que se están empezando a ver nuevas clase de posesiones.

LOS EXORCISTAS DICEN QUE HA MAS CASOS DE POSESIONES

El Papa Francisco dirigió una carta al Presidente de la Asociación de Exorcistas, Padre Francesco Bamonte, en ocasión del XII Convenio mundial que ha reunido a  300 exorcistas  en Roma del 20 al 25 de octubre.

El Papa Francisco en su mensaje

“animó a manifestar en este especial ministerio” del exorcismo “ejercitado en comunión con los propios Obispos” para que se manifieste “el amor y la acogida en la Iglesia de quienes sufren debido a la obra del maligno)”.

El portavoz oficial de la Asociación, el psiquiatra, Valter Cascioli entrevistado por Radio Vaticano ha alertado sobre las consecuencias del  ocultismo, satanismo y el esoterismo dijo,

“Estas prácticas abren el camino a la actividad demoniaca. El número de las personas que han hecho estas prácticas sufren graves daños sociales, psicológicos, espirituales y morales”.

Pero lo más interesantes es que el profesional a admite que la  Asociación de Exorcistas ha constatado un aumento preocupante de la actividad del demonio, llamada “extraordinaria” ”que se manifiesta en obsesiones, vejaciones y posesiones demoniacas”.

Los riesgos de la actividad del demonio, según Cascioli aumentan debido al momento histórico.

“El  individualismo, la superficialidad, la secularización, parecen dominar nuestra sociedad”. Es en estos síntomas, el experto, considera que se encierra una lucha entre el bien el mal. “La lucha contra el maligno que se está convirtiendo en una emergencia”. 



valter cascioli



La fuerza del mal, la oposición al bien de Dios, aumenta debido a

“l a debilidad de la fe, a la falta de normas, a la falta de valores, y al relativismo cultural” señaló.

Esta cultura del mal se difunde a través de

“libros, programas de televisión, películas” que esconden mensajes ‘sensacionalistas’ pensado para llegar a las nuevas generaciones para llevarlos a la “práctica del ocultismo, el satanismo, y muchas veces a practicarlo” directamente.

Por último, el portavoz de la  Asociación Internacional de Exorcistas anota  que

“el diablo – no sólo nos separa de Dios- sino que también  separa las personas, las familias; separa además de la realidad porque, lamentablemente, a veces existen situaciones de alienación mental, que siguen a las actividades secundarias del demonio” llamadas extraordinarias.

Este cambio se suma a otro registrado por un exorcista estadounidense, el padre Vincente Lampert, que dice que está viendo un tipo nuevo de casos.

ALGO NUEVO QUE ESTÁ VIENDO

El sacerdote católico, compartiendo sus experiencias sobre exorcismos y los enfrentamientos con la realidad del mal en el campus de la Universidad de Illinois, dijo que ha experimentado un comportamiento inusual en los últimos años.

Las cosas que suceden en los exorcismos en que él ha participado no son como los de las películas dice, pero últimamente se está encontrando con fenómenos más extraños.

El exorcista del Vaticano dijo que ha experimentado un comportamiento inusual en los últimos años.

Él describió la realización del rito en una mujer con una voz profunda que dijo estar poseída por el demonio Leviatán, quien exhibió un comportamiento animal, incluyendo aullidos y gruñidos.

“Ella se abalanzó sobre mí como un perro salvaje”, dijo.

Cuando Lampert completó el exorcismo, la voz de la mujer cambió de grave a aguda mientras recitaba las palabras: “Dios te salve María, llena eres de gracia”.

“La mujer cambiaba frente a mí más rápido de lo que podía chasquear los dedos“, dijo.

Dijo que una vez vio a una mujer poseída sacudirse violentamente antes de que comenzara a levitar unos 4 o 5 centímetros por encima de una silla durante un exorcismo.

“El diablo, el padre de todas las mentiras, utiliza el ilusionismo o el engaño”, dijo.

Lampert dijo que también ha visto a la gente hablar y comprender idiomas que no habían conocido anteriormente.

Una persona poseída, le arrancó la estola que el sacerdote llevaba en su cuello y la pisoteó, presentando lo que Lampert describió como “una fuerza sobrehumana”.



Rev Vincent Lampert



Y otra persona experimentó lo que Lampert llama percepción elevada: conocer información no conocida previamente.

DISCERNIMIENTO DE LA POSESIÓN DE LA ENFERMEDAD

Aunque algunas personas creen que los exorcismos son reliquias de la época medieval. Lampert dijo que la Iglesia Católica sigue creyendo que el mal existe. El Rito de exorcismo revisado de la iglesia entró en vigor, dijo, en 1999, en sustitución de un texto que había estado en uso desde 1614.

“El tema principal del Nuevo Testamento es el choque entre el reino de Dios y el reino del mal”, dijo.

Lampert añadió que la mayoría de las personas que experimentan una crisis espiritual no están siendo poseídas por un demonio.

Dijo que muchas de las condiciones físicas o mentales, como la epilepsia, el síndrome de Tourette y la esquizofrenia, pueden imitar los síntomas de posesiones demoníacas.

Y él siempre exige que la víctima tenga una evaluación con un profesional de salud mental, y luego se reúne con el profesional acerca de si en él o en ella hay una causa médica o si pasa algo que no se puede explicar, antes de proceder. Dijo que el objetivo general es dar a la persona la ayuda que él o ella realmente necesita.

“La psicología y la religión no deben estar en contradicción entre sí debido a que el objetivo general es proporcionar ayuda a la persona”, dijo.

Fuentes: News Gazette, Signos de estos Tiempos
(artículo extraído de: http://forosdelavirgen.org/71621/exorcistas-ven-mas-casos-de-posesiones-y-distintas-tipologias-que-antes-2013-11-03/)

jueves, 6 de noviembre de 2014

Doce pasos para evitar el Purgatorio o estar el menos tiempo posible


Aquí presentamos doce puntos a tener en cuenta para evitar un pasaje prolongado por el Purgatorio. Lea también aquí y aquí los artículos.

PASO 1: PEDIR A DIOS

En cada oración que dice, cada Misa que oye, cada Comunión que recibe, toda buena obra que realice debe tener la intención expresar y de implorar a Dios que le conceda una muerte santa y feliz y no haya purgatorio. Seguramente Dios escuchará una oración dicha con tanta confianza y perseverancia. Vea aquí.

PASO 2: HACER LA VOLUTAD DE DIOS

Siempre desear hacer la voluntad de Dios. Es en todos los sentidos lo mejor para usted. Cuando haga o busque cualquier cosa que no es la voluntad de Dios, esté seguro que va a sufrir. Decir, por lo tanto, con fervor cada vez que se recita el Padre Nuestro: Hágase tu voluntad.  Ver aquí.

PASO 3: SOPORTAR

Acepte todos los sufrimientos, penas, dolores y decepciones de la vida, ya sean grandes o pequeñas, la mala salud, pérdida de bienes, la muerte de sus seres queridos, el calor o el frío, la lluvia o el sol como proveniente de Dios. Soportarlas con calma y paciencia por amor a Él y en penitencia por sus pecados. Por supuesto, puede utilizar todos sus esfuerzos para protegerse de problemas y el dolor, pero cuando uno no puede evitarlos, sopórtelos con paciencia. La impaciencia y la revuelta hacen los sufrimientos mucho mayores y más difíciles de soportar.


PASO 4: ACEPTAR NUESTRA PASIÓN

El acto más grande en la vida de Cristo era su pasión.  Él tenía una pasión como cada uno de nosotros tiene una pasión. Nuestra pasión consiste en los sufrimientos y trabajos de cada día. Por lo tanto, vamos a hacer nuestro trabajo, aceptar sus decepciones y dificultades y llevar nuestros dolores en unión con la Pasión de Cristo. Ganamos más mérito por un poco de dolor que por años de placer.

PASO 5: PERDONAR

Perdona todas las injurias y las ofensas en proporción; como también nosotros perdonamos a los demás, Dios nos perdona. Ir a la confesión. Este sacramento hace más que “sólo” librarnos de nuestros pecados; nos da un enorme aumento en la gracia santificante. Gana para nosotros un lugar más alto en el cielo, con un aumento de la unión con Dios. Cada vez que vamos a la confesión, somos preservados de muchos peligros y desgracias que de otra manera nos habrían sobrevenido. Una confesión devota nos ayuda a escuchar las inspiraciones del Espíritu Santo, y de escuchar y seguir el consejo de nuestros ángeles de la guarda.  

PASO 6: EVITAR LAS SITUACIONES DE PECADO

Evite los pecados mortales, pecados veniales deliberados y rompa los malos hábitos. Entonces será relativamente fácil satisfacer la justicia de Dios por los pecados de la fragilidad. Por encima de todo evite los pecados contra la caridad y la castidad en pensamiento, palabra y acción, porque estos pecados son la razón por los que muchas almas se encuentran detenidos en el Purgatorio por un largo tiempo.

PASO 7: CUÍDESE Y AYUDE

Si tiene miedo de hacer demasiado trabajo, haga muchas pequeñas cosas, actos de bondad y caridad, dar la limosna, no murmurar o quejarse cuando las cosas no son como usted desea, no se queje de los demás, nunca se niegue a hacer un favor a los demás cuando sea posible. Estos actos son una espléndida penitencia.

PASO 8: SU PODER DIRIGIDO A LAS ALMAS DEL PURGATORIO

Ponga todo en su poder para las Santas Almas del Purgatorio. Ore por ellas constantemente, consiga que otros lo hagan, únase a asociaciones de amigos de las pobres almas y piden a todos que hagan lo mismo. Las Santas Almas se lo pagarán generosamente. Vea aquí.



Exposición del Santísimo Sacramento



PASO 9: VISITE LOS SACRAMENTOS

No existe manera más poderosa de obtener de Dios una muerte más santa y feliz que la confesión semanal, la misa diaria y la comunión diaria. Las misas pueden ayudar, antes o después de la muerte, que alguien acelere su tiempo en el Purgatorio.

PASO 10: VAYA A HABLAR CON JESÚS SACRAMENTADO

Una visita diaria al Santísimo Sacramento – aunque sólo sea por tres o cuatro minutos – es una manera fácil de obtener la misma gracia. Arrodillarse en la presencia de Jesús con los ojos fijos en el Tabernáculo o Custodia, seguro de que él le está mirando, a continuación, repita pequeñas oraciones como estas: Mi Jesús, Misericordia; Mi Jesús, ten piedad de mí, pecador; Mi Jesús, te amo. Mi Jesús, dame una muerte feliz. 

PASO 11: EL ESCAPULARIO CARMELITA

Inscribirse y lleve el Escapulario de Nuestra Señora del Monte Carmelo. “Todo aquel que muere vestido de este escapulario no sufrirá el fuego eterno.” Esta es la Promesa de la Santísima Virgen María, hecha 16 de julio 1251 a San Simón Stock. El Privilegio Sabatino es la promesa de María para liberar del Purgatorio poco después de la muerte a todos aquellos que:
1) lleven el Escapulario de Nuestra Señora del Carmén
2) observen la castidad según su estado de vida y
3) digan el Pequeño Oficio de la Santísima Virgen María todos los días.
Para tener derecho a esta promesa escapular, uno debe estar inscrito en la familia del Carmelo. Esta es una ceremonia simple que toma sólo un momento y puede ser realizada por cualquier carmelita o debidamente autorizada sacerdote. La maternidad de María no se limita a los católicos. Se extiende a todos los hombres. Muchos milagros de conversión se han obrado en favor de los no católicos que han practicado la devoción al escapulario.  Vea aquí.

PASO 12: USE AGUA BENDITA

Uso el agua bendita. El agua bendita es un sacramental que remite el pecado venial. A causa de la bendición que se le atribuye, la Santa Iglesia alienta encarecidamente su uso a sus hijos, especialmente cuando el peligro amenaza, tales como incendios, tormentas, enfermedades y otras calamidades. Cada hogar católico debe tener un suministro de agua bendita. Mantenga su alma maravillosamente pura a los ojos de Dios al hacer la señal de la cruz con cuidado mientras diga:
“Por esta agua bendita y por Tu Sangre Preciosa, lava todos mis pecados y los pecados de los Pobres Almas del Purgatorio, Señor.”

Fuentes: Spirit Daily, Signos de estos Tiempos
(artículo extraído de: http://forosdelavirgen.org/83842/doce-pasos-para-zafar-del-purgatorio-o-estar-el-menos-tiempo-posible-14-11-06/)

sábado, 1 de noviembre de 2014

Los pormenores del exorcismo real sobre el que se basó la película El Exorcista



Entrevista única a uno de los sacerdotes que participó.

Uno de los más famosos exorcismos fue el que basó la novela El Exorcista y luego la película del mismo nombre.

Pero los principales exorcistas del caso real quedaron decepcionados con la película y marcan las diferencias.

 En un artículo anterior presentamos detalles del exorcismo real que se realizó en 1949, y ahora traemos un reportaje realizado al padre Walter Halloran, sj, que asistió al exorcista principal que fue el padre William S. Bowdern.   

EL Padre Bowdern nació en 1897 y murió en 1983, fue el jefe exorcista en el exorcismo de “Robbie” (nombre ficticio) en 1949, el niño adolescente cuyo caso inspiró la novela El exorcista de William Peter Blatty 1971, que posteriormente se convirtió en un largometraje. El exorcismo de “Robbie” se llevó a cabo en gran medida en St. Louis, Mo.

Curiosamente, el padre Bowdern al parecer sufrió efectos algo debilitantes del exorcismo, aunque no fue algo que se hizo público. 

Un jesuita narró hace unos años que había visto al Padre Bowdern tambaleándose por el pasillo en la mañana antes de la celebración de la misa y este testigo quedó comprensiblemente preocupado, pensando que podría haber estado relacionado con el alcohol. Se dirigió a su superior, quien le explicó que el padre Bowdern había participado en un exorcismo, y que el exorcismo le causó ese efecto. Aunque después de celebrar varias misas el Padre Bowdern quedó bien.

ENTREVISTA CON EL SACERDOTE INVOLUCRADO EN EL CASO DETRÁS DE EL EXORCISTA

Una interesante entrevista fue realizada hace algunos años por el autor y periodista Michael Brown con el padre Walter Halloran, sj. El Padre Halloran, quien murió en 2005, había asistido al Padre Bowdern en una porción significativa de estos exorcismos.

El Padre Halloran todavía recuerda vívidamente el caso, que tuvo lugar en 1949 en el área de Washington-Baltimore, con el último exorcismo realizado en St. Louis, donde el muchacho tenía parientes.

EL Padre Halloran asistió al exorcista principal, el padre William S. Bowdern de St. Francis Xavier Church en St. Louis. El Padre Halloran dice que el muchacho tenía 11 años. Otros dicen 13 o 14. Pero todos están de acuerdo en una cosa: que fue espeluznante.

MB: Padre, ¿cuántas veces estuvo presente en las sesiones de exorcismo?

Fr. Halloran: Supongo que todas las noches durante tres semanas.

MB: ¿Tuvo usted alguna idea sobre el origen del problema?

Fr. H: En cierto modo, fue una víctima del estado mental de la tía (que estaba en el espiritismo).

MB: ¿Qué pasó al final? Se nos dice que el Arcángel Miguel se manifiestó.

Fr. H: Por lo que entiendo hubo un sonido muy fuerte, un boom – como una especie de estampido sónico – y luego el muchacho abrió los ojos y dijo: San Miguel vino y todo terminó. Al mismo tiempo, mientras esto tenía lugar, había unos seis o siete sacerdotes en la iglesia del colegio diciendo el oficio y hubo un gran boom por allí y toda la iglesia quedó completamente iluminada. El Padre Bowdern, que estaba haciendo el exorcismo, y el niño se encontraban en la casa parroquial. Hubo una luz muy, muy brillante que iluminó toda la iglesia.

MB: ¿Cuáles fueron los fenómenos físicos más notables de los que usted fue testigo durante los exorcismos?

Fr. H: Creo que las marcas en el cuerpo del niño. No puedo pensar que hubo alguna manera en que podrían haber sido auto-inducidas, las marcas, los arañazos, las palabras, los números y ese tipo de cosas que aparecieron [en sangre roja]. Cuando el espíritu maligno se hizo cargo del niño, no parecía haber nada que él pudiera hacer al respecto. Hubo un par de veces cuando algo muy peligroso podría haber sucedido y él no tuvo ningún recuerdo en absoluto de todo lo que ocurrió cuando se encontraba en uno de estos asedios. Y eso me afectó, el poder que alguien o algo tiene sobre alguien.

MB: ¿Has visto algo volar por la habitación o los muebles moverse?

Fr. H: Si. La primera noche que estuve allí estaba de rodillas al lado de la cama en la que yacía el chico y la cama empezó a ir hacia arriba y hacia abajo y luego casi me golpeó una botella de agua bendita, que estaba en la cómoda y salió volando por la habitación.

MB: ¿Hubo alguna oración particular a la que el espíritu maligno pareciera reaccionar más?

Fr. H: Sí. Fueron más elementos o palabras o frases en cada oración. Cada vez que el nombre de la Santísima Madre se invocaba o mencionaba, el niño quedaba muy, muy agitado y cuando el nombre de Nuestro Señor – Cristo, nuestro Señor, o de Jesús – era dicho, y lo mismo con el Arcángel Miguel. Y luego quedaba en muy, muy agitado con el agua bendita. Con algunas de las oraciones cuando se rocía a la persona agua bendita, se volvía salvaje, salvaje físicamente.

MB: ¿Agitando las manos, ese tipo de cosas?

Fr. H: Si.

MB: ¿Ha visto la película el ‘exorcista’?

Fr. H: La vi justo después de que salió. Fui con el padre Bowdern y pensé que era una típica película de Hollywood, ostentosa, tratando de llevar a la gente a tener miedo o gritar. Me quedé decepcionado con ella. Pensé que era un desastre. Y el padre Bowdern también lo hizo. Hacía una especie de comentarios negativos durante toda la película. Pensé que íbamos a ser expulsados de la sala.

Era ridícula, y la parte donde la niña se masturba con un crucifijo. Esto no fue así, eso es todo, y la enorme cantidad de vómito verde, tonterías.

MB: ¿Hubo algo que escupió o no?

Fr. H: Sí, hubo escupidas, y cuando pienso en ello, me sorprende, su precisión. Había escupido a unos ocho metros de distancia.

MB: Yo entiendo que en un momento Ud. salvó la vida del niño. Estaba listo para ir por un precipicio, ¿no?

Fr. H: Si. Lo llevé a la casa de retiro en St. Louis, un lugar muy bonito, para salir del hospital y tomar un poco de aire fresco, y él no sabía nada de las Estaciones de la Cruz y así que le pregunté si quería aprender y el dijo, oh seguro. Él era un niño afable. No muchos niños de 11 años de edad dirían que estaban interesados ??en saber acerca de las Estaciones de la Cruz, pero lo estaba. Y le expliqué lo que significaba cada una y llegamos a la estación 12 y dije, que esto conmemora la muerte de Cristo en la cruz, y cuando yo dije eso corrió hacia el borde de un acantilado para dejarse caer de 150 o 200 metros y le grité y no pasó nada, así que corrí y por una vez en mi vida hice un tackle decente.

MB: ¿Tuvo usted alguna manifestación después, o fue el final? ¿Estuvo usted bajo ataque demoníaco después?

Fr. H: No, nunca.

MB: ¿Ayunó durante todo el proceso?

Fr. H: Si.

MB: ¿A pan y agua?

Fr. H: No, cosas como simplemente tomar una taza de café y un trozo de pan tostado y saltarse una comida y en ese momento nosotros estábamos practicando la abstinenencia durante la Cuaresma.

MB: ¿El Padre Bowdern también ayunó?

Fr. H: Lo hizo un poco, y a veces estaba agotado [el exorcismo duró seis semanas].

MB: ¿Qué edad tenía usted?

Fr. H: Alrededor de 28.

MB: ¿Usted temió por su vida?

Fr. H: No, en realidad no. Pero me preguntaba por qué yo, con qué fin estaba ahí. Hubo un momento en que nos pidió que pararamos y tomó la chaqueta del pijama y se cubrió las marcas, arañazos, y dijo que le dolían. Era Jueves Santo y yo le hablaba del Jueves Santo y comenzó a retorcerse de dolor y me dijo: Mira, no puedo soportar esto. Pareció más afectado cuando dije cosas como “Santísimo Sacramento” o mencioné la ordenación de sacerdotes y cosas por el estilo.

MB:  ¡Qué una confirmación del poder de la fe, y los poderes que luchan entre sí en esta tierra!.

Fr. H: Sí. Eso es lo que me afectó más, y supongo que por eso me quedé muy decepcionado con la película.

MB: ¿Cree usted que fue satanás o un demonio?

Fr. H: Durante el rito, cuando se le preguntó su nombre, la única respuesta que puedo recordar que dio fue “Legión”, que nos recuerda el piara corriendo hacia el lago luego del exorcismo de Jesús.

Hubo victoria al final y el muchacho se casó y se instaló en la costa este después de asistir a Loyola High School en Baltimore. El Padre Bowdern murió hace más de treinta años después del exorcismo, en 1983. Mientras tanto la película se convirtió en uno de las más famosas de todos los tiempos.

El Padre Halloran aparece en el video de abajo, una excelente docu-drama y que, al igual que cualquier cosa relacionada con el mal, debe ser precedido por la oración, la lectura de la Biblia, y el agua bendita.
()artículo extraído de: http://forosdelavirgen.org/71032/los-pormenores-del-exorcismo-real-sobre-el-que-se-baso-la-pelicula-el-exorcista-2013-10-19/)

Detalles del exorcismo real que dio origen a la película El Exorcista


El caso más famoso de posesión diabólica

La película El Exorcista fue basada en un suceso real que vamos a detallarles. La película de 1973, se hizo sobre un guion escrito por William Peter Blatty basado en la novela homónima del propio Blatty, publicada en 1972 y que sólo en Estados Unidos llegó a vender cerca de trece millones de ejemplares. Relata los fatídicos hechos de la posesión diabólica de Regan MacNeil, una niña de doce años de edad, y del exorcismo al que más tarde fue sometida. El exorcismo real fue realizado en 1949 a un niño de 14 años a quien se le puso el nombre ficticio de Robbie Mannheim.
Blatty explicó que la historia tuvo inspiración en hechos verídicos en los cuales trabajó cuando él aún era estudiante universitario, acerca de informes sobre un exorcismo real ocurrido en la localidad de Mount Rainier, en el año 1949, y que fue informado por The Washington Post. A Robbie Mannheim, que sufrió alteraciones en su personalidad, se le practicaron varios exorcismos en un lapso de tres meses por sacerdotes católicos.

EL LIBRO EL EXORCISTA

William Peter Blatty, autor de El Exorcista, era un joven estudiante de literatura en la universidad jesuita de Georgetown (estado de Washington,EE UU) cuando, en agosto de 1949, leyó una noticia en el diario The Washington Post: “Un sacerdote libra a un joven de Mount Rainier de las garras del demonio”.

Veinticinco años después, tras investigar los hechos y cambiar – a petición del padre Bowdern, sacerdote que practicó aquel exorcismo – la identidad del protagonista, por la de una niña, escribió una novela de la que se vendieron trece millones de ejemplares.

Dos años más tarde la convirtió en el guión de la mítica película del mismo nombre. Según Blatty, Bowdern, obligado por el juramento de secreto a no hablar del exorcismo, le dijo únicamente:

“Puedo asegurar que el caso en que me vi implicado era auténtico”.

Robbie Mannheim es el seudónimo de un niño de 14 años de edad que vivía con su familia en Maryland, Estados Unidos, y que fue supuestamente poseído por un demonio en la década de 1940. El historiador Thomas B. Allen, quien escribió sobre el exorcismo de Mannheim, fue quien acuño el seudónimo, porque los testigos de la posesión real guardaban la verdadera identidad del chico. Se dice que Mannheim no recordó su supuesta posesión demoníaca y personas cercanas a él querían que continuara siendo así. Pero la historia sólo se conoce a través de otros testigos, más de 40 personas confirmaron haber presenciado la verdadera posesión de Mannheim.

EL MANUSCRITO QUE REVELA EL EXORCISMO

El arzobispado local ha eludido en diversas ocasiones la entrega de los documentos oficiales respecto a este caso, “por razones serias y validas” según sus propias palabras, pero nunca ha negado su existencia.

Hoy, sin embargo, conocemos todos los detalles gracias a Tomas B. Allen quien, cuarenta años después, consiguió que el padre Halloran – uno de los nueve jesuitas que asistieron a Bowdern – le facilitara un diario del exorcismo. Este escrito fue hallado en 1978, durante las obras del hospital de los hermanos de los pobres de Saint Louis, en una de cuyas habitaciones, clausurada hasta esa fecha, se produjo el exorcismo último y definitivo.

Se trata de veintiséis páginas mecanografiadas en las que se recogen los testimonios de 48 personas que asistieron a la víctima y contemplaron de cerca su endiablado estado.

Documento sobre la caso del exorcismo de 1949 se puede ver en pdf en ingles aquí.

EL MALIGNO SE MANIFIESTA

Todo empezó con el ruido de un suave goteo en casa de los Mannheim – los nombres son falsos –, en Mount Rainier (estado de Washington). Allí vivía Robbie, un chico de 13 años, con su abuela materna, su madre y su padre. El persistente sonido se inició un sábado por la noche. El niño y su abuela se hallaban solos y realizaron una gira por las habitaciones buscando el origen del ruido.

Al entrar en el dormitorio de la anciana, vieron que un cuadro en el que se representaba a Jesús estaba torcido y se movía como si alguien golpeara la pared tras él.

El goteo cesó para dar paso al chirrido de unos arañazos tras la pared, “como si una garra rascara la madera”. Los arañazos continuaron oyéndose durante once días. Comenzaban hacia las siete de la tarde y paraban a media noche.

Curiosamente, se detuvieron el día en que murió Harriet, una tía espiritista de Robbie, que había enseñado al muchacho a manejar el tablero ouija. A partir de aquel momento, Robbie pasaba horas enteras jugando con la ouija, intentando entrar en contacto con su querida tía difunta. Fuera ésta o no la causa de la posesión, el hecho es que los fenómenos paranormales comenzaron a producirse a su alrededor sin interrupción.

Al irse a dormir oía pasos junto a su cama y, durante el día, objetos y muebles pesados se deslizaban por el aire o se volcaban solos. Sus parientes podían ver girar vertiginosamente las sillas en que Robbie se sentaba. Él insistía en que no era culpa suya. Pero la fenomenología crecía y llegó a un punto de paroxismo la noche en que, para ahuyentar el miedo del chico, su abuela y su madre se acostaron con él. De pronto el colchón levitó y colcha y sábanas – completamente estiradas – se elevaron ante sus ojos como si algo invisible tirara de las esquinas.

LA CONSULTA A EXPERTOS

La familia consultó a médicos, psiquiatras y psicólogos, que declararon normal a Robbie. También a médiums que diagnosticaron una crisis de adolescente que pasaría a su tiempo. Pero Robbie ya no podía siquiera ir al colegio: su pupitre daba saltos y golpeaba los de los demás niños. Había comenzado a volverse hosco y reservado. Además, durante las noches tenía pesadillas en las que parecía hablar con alguien.

Sus padres se dirigieron a un sacerdote luterano llamado Schulze quien, creyendo estar ante un poltergeist, rezó por el muchacho. Pero, tras pasar una noche con él y ser testigo directo de la aterradora fenomenología que rodeaba a Robbie y, sobre todo, al aparecer el 26 de enero sobre el pecho del niño unos arañazos en forma de letra, “como si alguien los hubiera trazado desde dentro con un cuchillo”, Schulze comenzó a pensar que un poder maligno había invadido al muchacho.

Es sabido que la posesión demoníaca se manifiesta, progresivamente, de tres formas: infestación (el demonio actúa sobre la materia circundante y produce fenómenos telequinéticos de toda índole); obsesión (atormenta a la víctima sin hacerla perder el conocimiento pero de modo evidente); y posesión (invade el cuerpo de la persona y lo trata como propiedad suya).

Para Schulze, Robbie estaba a punto de pasar a la tercera fase, así que recomendó a la familia consultar a un sacerdote católico: “Ellos entienden de estas cosas”.

Y es que, mientras las iglesias luteranas no conceden ninguna credibilidad teológica a la existencia del demonio, la católica tiene una larga tradición de exorcismos que se remonta a los realizados por Jesús. Además, desde los comienzos de la Cristiandad, cuentan para practicarlos con un ritual que se formalizó en 1614 bajo el nombre de Rituale Romanum.

VAN A BUSCAR A LA IGLESIA CATÓLICA

Fue así como los Mannheim se pusieron en contacto con el padre Hughes, párroco de la iglesia católica más cercana. Al principio éste se limitó a darles agua bendita y unos cirios consagrados, remedios infalibles contra el demonio. Pero la botella con agua bendita explotó al entrar en el dormitorio de Robbie y las velas, al ser prendidas, lanzaron tales llamas que casi incendiaron la casa.

Entonces Hughes decidió visitar al chico. Al parecer, Robbie estaba en la cama, en estado de trance, y le recibió diciéndole en latín:

“Oh, sacerdote de Cristo, sabes que soy un demonio. ¿Por qué me molestas?”. 

Precisamente, según el Rituale Romanum, la capacidad de hablar o entender una lengua extranjera desconocida anteriormente por la persona es una de las características de la posesión, sobre todo si va unida a la exhibición de una fuerza sobrehumana, el conocimiento de hechos ocultos o futuros y una profunda aversión hacia lo sagrado que se manifiesta incluso hacia las medallas, cruces o reliquias ocultas.

Así que Hughes – tal y como indica el ritual – solicitó permiso para practicar un exorcismo al arzobispo de Washington, O’Boyle, quien, incomprensiblemente, se lo concedió.

Y es que en el Rituale se dice expresamente que

“el sacerdote designado para hacer un exorcismo, además de distinguirse por su piedad, prudencia y vida íntegra, debe ser inmune a cualquier ansia de engrandecimiento personal y no confiar en su poder sino en el divino, así como de edad madura y reverenciado no sólo por su cargo sino por sus cualidades morales”.

Características todas ellas que Hughes, a sus 29 años de edad, no había tenido tiempo de reunir. Tampoco siguió el joven párroco otra instrucción del ritual, a saber:

“Recurrir a un estudio profundo del asunto (…) examinando los autores aprobados y los casos producidos”.

Quizá por todo ello, aunque realizó una confesión general, ofreció misa y oraciones especiales e incluso ayunó, el exorcismo resultó trágico.

A finales de febrero, Robbie fue ingresado en el Georgetown Hospital, dirigido por jesuitas y atendido por monjas que guardaron el más absoluto secreto. Fue atado con correas a una cama y permaneció tumbado con los ojos cerrados, aparentemente tranquilo. Al entrar Hughes en la habitación, tocado con birrete negro, estola púrpura al cuello y con un reluciente aspersor de agua bendita, Robbie “despertó” y con voz perentoria le ordenó quitarse la cruz que llevaba oculta. Asimismo se dice que empezó a proferir juramentos en lengua semítica y aramea y en su pecho comenzaron a aparecer nuevos arañazos.

Hughes se arrodilló junto a la cama con el ritual en las manos, recitó la Letanía de los Santos en latín y luego el Padre Nuestro con el que comienzan las oraciones propias del exorcismo, pero al decir “Mas líbranos del mal”, Robbie logró desasir una de sus manos y aflojar una pieza del somier… La monja y el auxiliar presentes oyeron de pronto un alarido de Hughes… Robbie había rajado el brazo izquierdo del sacerdote desde el hombro hasta la muñeca. Alguien dijo que para cerrar la herida fueron necesarios más de 100 puntos. El exorcismo no prosiguió. Hughes sufrió una crisis nerviosa y abandonó Mount Rainier durante un tiempo.

JESUITAS EN ACCIÓN

Las murmuraciones de los vecinos, la desesperación o el hecho de que el cuerpo de Robbie empezara a actuar como un tablero ouija formando palabras con arañazos, fueron el detonante para que sus padres se trasladaran a St. Louis, donde tenían parientes. Allí, la familia pidió consejo al padre J. Bishop, profesor de teología.

Bishop habló con sus superiores y parece que la comunidad jesuita se hizo cargo del asunto. El 9 de marzo, éste visitó por primera vez a los Mannheim. Les interrogó sobre lo sucedido y realizó aspersiones con agua bendita por toda la casa. Especialmente en el dormitorio de Robbie, donde además practicó un exorcismo simple y colocó una reliquia de Santa Margarita sobre la almohada. Todo fue inútil. La reliquia salió disparada y rompió un espejo y el propio Bishop presenció el frenético movimiento de la cama de Robbie y los arañazos que aparecieron en su cuerpo.

Al día siguiente habló con el padre William S. Bowdern, jesuita de 52 años, responsable de la iglesia de San Javier y considerado como un hombre santo por quienes le conocían. Por indicación del arzobispo Ritter, habría de ser Bowdern quien llevara a cabo el exorcismo.

El 10 de marzo por la noche, Bishop y Bowdern hablaron con Robbie y rezaron el rosario con él. El niño parecía tranquilo, pero en cuanto le dejaron solo en su habitación volvió a gritar pidiendo ayuda. Poco después mostraba dos arañazos en forma de cruz en sus antebrazos, algo que no dejó de extrañar a los jesuitas que en secreto habían llevado una reliquia del antebrazo de san Javier. Los sacerdotes calmaron a Robbie y le bendijeron. Pero, en cuanto le abandonaron, Robbie sufrió una gran crisis durante la cual una biblioteca de 25 kilos se movió sola colocándose ante la puerta de su dormitorio. Su madre logró introducirse por una rendija en la habitación a tiempo para ver cómo el crucifijo y las reliquias que los sacerdotes le habían puesto se deslizaban solos por su cuerpo hasta quedar a los pies de la cama. Los muebles habían cambiado de sitio por sí mismos, el niño se retorcía de dolor debido a los arañazos y las sacudidas del colchón eran frenéticas. 

EL PADRE BOWDERN INICIA EL EXORCISMO

Tras haber ayunado, celebrado misa y hecho su confesión general, el 16 de marzo por la noche, Bowdern inició el exorcismo que habría de prolongarse en sucesivas sesiones hasta el 18 de abril.

Comenzó pidiendo al niño que hiciera un examen de conciencia. Luego fue en busca de toda la familia y de los otros sacerdotes: Bishop, que habría de escribir el diario, y Halloran, de 26 años, cuya fuerza era necesaria para sujetar al poseso.

Tras rociar con agua bendita la cama, que no dejaba de moverse, comenzó a leer las letanías del ritual.

Cuando dijo:

“Yo te ordeno, espíritu impuro, seas quien seas, junto con todos tus asociados que han tomado posesión de este siervo de Dios, que, por los misterios de la Encarnación, Pasión, Resurrección y Ascensión de nuestro Señor me digas mediante alguna señal tu nombre, el día y la hora de tu partida…”,

ronchones rojos y arañazos cruzaron la garganta, los muslos, el estómago, la espalda y el rostro de Robbie. En su pecho apareció la palabra hell (infierno), y había sangre suficiente para ser secada con un pañuelo. Sobre el escaso vello púbico del niño también se dibujó la letra X y la palabra go (ir). Bowdern interpretó que el demonio se iría en diez días a través de la orina o los excrementos. En lo primero se equivocó. En lo segundo no. Pues, en cada sesión de exorcismo, salían de Robbie grandes cantidades de orina maloliente.

A partir de ese día, la lucha contra el mal fue ganando la batalla. Durante otra sesión, al preguntar al demonio su nombre, se dibujó con arañazos sobre el pecho de Robbie la palabra spite (rencor). No obstante, durante el día Robbie era un muchacho normal, algo característico de los posesos.

Sólo durante los períodos de crisis, que a veces duraban horas y que, salvo en raras ocasiones, se presentaron siempre de noche, parecía ser otra persona. Chillaba, ladraba, reía diabólicamente, insultaba y maldecía al oír las plegarias o el nombre de Jesús. Y, al ir avanzando el exorcismo, comenzó a hablar con una voz profunda, ronca, y a volverse más violento. Gritaba obscenidades a los sacerdotes, les acusaba de terribles actos sexuales y les escupía. Su delgado cuerpo se arqueaba tanto que podía tocarse la cabeza con los dedos de los pies. Cantaba melodías que desconocía. Agitaba los brazos desesperadamente y, en cuanto se veía libre de ataduras, soltaba violentos puñetazos.

LA ÚLTIMA SEÑAL 

Robbie era luterano y el padre Bowdern decidió bautizarle para acogerle en el seno de la Iglesia Católica. Además, el bautismo es otra forma de exorcizar. Sin embargo, tras recibir este sacramento, se tornó más agresivo. La voz del demonio salía con más frecuencia durante las crisis, hablaba con más autoridad, y profería más obscenidades. Su rostro adquiría expresiones diabólicas y sus uñas, extraordinariamente largas, arañaban su pecho.

Conforme avanzaba la batalla, a los períodos de crisis se sucedían estados de calma en los que el chico proyectaba un aura siniestra que los exorcistas llaman “el roce de Satanás”. En cierta ocasión estuvo cuatro días muy tranquilo, pero era sólo otra treta del maligno que, “a veces, deja al cuerpo libre de molestias para hacer creer que ha sido expulsado”, señala el Rituale.

Finalmente, tras pasar por un verdadero calvario, durante el cual estuvo alojado en la rectoría de la Iglesia de San Javier, Robbie regresó en tren a Maryland y volvió de nuevo a Saint Louis. El niño fue ingresado a principios de abril en el hospital de los hermanos de los pobres.

LA ÚLTIMA BATALLA

El día 18 de ese mes, el padre Bowdern, consumido por el prolongado ayuno y la vigilia, se enfrentó a la que sería la última batalla. Robbie había comulgado ese día y los hermanos de los pobres habían puesto en su habitación una estatua del arcángel San Miguel venciendo al dragón.

Con el último amén del exorcismo la habitación pareció invadida de una calma absoluta y Robbie habló con una nueva voz, clara, autoritaria, rica y profunda:

“Satanás, Satanás, soy san Miguel y te ordeno a ti y a los otros espíritus malignos que abandonéis el cuerpo en nombre de Dominus, inmediatamente, ¡ahora, ahora, ahora!”.

Entonces, durante 7 u 8 minutos, Robbie se debatió entre violentísimas contorsiones. Luego, dijo con calma:

“Se ha ido”.

Miró a los sacerdotes y aseguró sentirse bien. Todos se felicitaron. Todos menos Bowdern, que ya no se fiaba del maligno y esperaba una señal característica del final exitoso del exorcismo. Robbie contó que había visto en sueños como el arcángel se había encarado con el diablo haciéndole retroceder hacia una cueva cerrada con barrotes en cuya entrada estaba la palabra spite. Cuando los demonios desaparecieron, notó como si algo tirara de su estómago. Luego se sintió relajado y feliz como no lo había estado desde el 15 de enero.

A la mañana siguiente comulgó en la capilla del hospital. Por la tarde durmió una larga siesta. Cuando despertó parecía no recordar nada de su penosa experiencia.

“¿Dónde estoy? ¿Qué ha ocurrido?”, preguntó.

En esos momentos, una explosión resonó en todo el hospital. Era la señal que Bowdern esperaba. Cuando Robbie salió del hospital, su habitación fue clausurada con llave. En el cajón de la mesilla permaneció el diario de Bishop hasta ser hallado en 1978.

EFECTOS POSTERIORES

Poco después de finalizar el exorcismo, durante una misa celebrada por Bowdern en la iglesia de San Francisco Javier, el ábside se iluminó y ante los asombrados jesuitas allí reunidos brilló por un instante la imagen de san Miguel, con una espada llameante en la mano.

La casa donde se iniciaron los hechos fue quemada durante un ejercicio de bomberos. Hoy tan sólo queda el solar, pero nadie quiere comprarlo.

A pesar de las amenazas de muerte prematura que el demonio hizo a los exorcistas, el padre Bowdern murió en 1983 con 86 años y Bishop en 1978 con 72. En cuanto a Robbie, su vida transcurrió con normalidad. Se casó y tuvo dos hijos.

No tuvieron tanta suerte algunas de las personas implicadas en el rodaje del film, William Friedkin, el director, recibió numerosas amenazas por parte de grupos satanistas. Cuatro miembros del equipo murieron en misteriosas circunstancias. La desaparición de objetos – incluidas varias cintas con escenas ya filmadas – era frecuente. En fin, tal cúmulo de desgracias que ha llevado a algunos a sugerir que sobre la película pesa una maldición.